Qué le pasa a tu cuerpo si comes queso todos los días
El queso es uno de los primeros alimentos elaborados por el ser humano, con un origen que se remonta a miles de años y que hoy es de los más extendidos en las culturas de todo el mundo. Pocas personas hay a las que no les gusta ningún tipo de queso, mientras que otras muchas se confiesan casi adictas a este derivado lácteo. Nos apasiona el queso, pero también nos preocupa su efecto en la salud, pues aún colean muchos mitos en torno a su consumo. Pese a su carácter milenario tradicional, el queso también es un alimento controvertido rodeado de mala fama al vincularse con los cambios de hábitos que hemos ido adoptando, primero, en las dietas occidentales. Al pensar en comida rápida y ultraprocesados es muy probable que visualicemos algo con queso; el problema es que una gran mayoría de ellos son variantes más recientes que se alejan del queso artesanal tradicional. Y mucho de lo que llamamos queso ni siquiera es queso, legalmente hablando. Por eso, para evaluar las propiedades nutricionales del queso, en primer lugar debemos separar su consumo de otros platos o productos, y analizarlo como alimento en sí mismo. Solo entonces podemos plantearnos la eterna pregunta que preocupará a mucha gente: ¿pasa algo por comer queso todos los días? El consumo de queso diario es una realidad mundial La idea de comer queso todos los días no es disparatada. Estamos ante un alimento nutritivo con muchos beneficios para la salud que no se puede comparar con otros más problemáticos, como podría ser la carne roja, el embutido, las latas de atún, los dulces elaborados o las bebidas alcohólicas. Las cuales, recordemos, no tienen un nivel de consumo saludable en ningún caso. En España, según los últimos datos proporcionados por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, se consumieron en 2023 un total de 354 millones de kilos de queso en los hogares. Añadiendo el extradoméstico, el consumo total alcanzó los 401 millones de kilos, con un consumo per cápita entre 8,63-9,93 kilos por persona y año. Y estamos lejos de la media de la Unión Europea, en torno a los 20 kg por persona al año. Echando cuentas, eso implica que son millones las personas que comen queso prácticamente a diario. En Directo al Paladar Curado, viejo, añejo… Qué significa realmente lo que nos dice un queso sobre su maduración Y es compatible con llevar una vida saludable, pues los alimentos no se consumen aislados del resto de la dieta ni de su contexto de hábitos cotidianos. Por eso en Italia pueden comer tanta pasta, en Francia tanta mantequilla y en Suiza tanto chocolate, sin que tales datos se vinculen con problemas de salud u obesidad. Los efectos de comer queso todos los días No se puede afirmar con rotundidad lo que le ocurre a tu cuerpo si comes queso o cualquier otra cosa todos los días. Habría que hacer un análisis muy controlado y pormenorizado de cada individuo a medio o largo plazo, e incluso así entrarían en juego variables imposibles de controlar, salvo que se repitiera la misma dieta y los mismos hábitos todos los días. Y cualquier cambio en la salud podría estar motivado por otros factores independientes al queso, como los ambientales o genéticos. Sí podemos recurrir a la literatura científica para conocer los beneficios respaldados por la ciencia, así como sus posibles efectos perjudiciales, analizando además los nutrientes que el queso aporta. Pero partimos de otro problema añadido: hay muchos, muchísimos tipos de quesos, con composiciones muy diferentes. Como señalan en la Fundación Española de Nutrición, las diferencias en la composición de unos quesos y otros dependen de la materia prima (origen de la leche: vaca, oveja, cabra, mezcla...), del proceso de elaboración y de la maduración. No será, pues, lo mismo, comer todos los días queso de Burgos que una cuña de queso viejo de oveja. Y ambas opciones son válidas. Grosso modo, los quesos más frescos y tiernos son menos calóricos, tienen menos grasas y son más digestivos si además tienen fermentos lácticos; los más curados o madurados son mas calóricos, más saciantes, con más sodio y más grasas, pero también concentran mayores cantidades de nutrientes esenciales proteínas, vitaminas y minerales como el calcio. Beneficios del consumo de queso Tomar una porción diaria de queso nos puede ayudar a alcanzar las cantidades recomendadas de proteínas de alta calidad, que tienen además efecto saciante y ayudan a disminuir el nivel de glucosa o los picos de azúcar en sangre. Además, son una gran fuente de un mineral tan esencial como el calcio, pudiendo obtener una buena porción de este con una ración pequeña de queso, sobre todo si es curado. Los quesos también son buena fuente de otros minerales, como potasio o zinc, y de vitaminas como la B12, vitamina A, riboflavina, niacina y folatos. Una porción de un

El queso es uno de los primeros alimentos elaborados por el ser humano, con un origen que se remonta a miles de años y que hoy es de los más extendidos en las culturas de todo el mundo. Pocas personas hay a las que no les gusta ningún tipo de queso, mientras que otras muchas se confiesan casi adictas a este derivado lácteo. Nos apasiona el queso, pero también nos preocupa su efecto en la salud, pues aún colean muchos mitos en torno a su consumo.
Pese a su carácter milenario tradicional, el queso también es un alimento controvertido rodeado de mala fama al vincularse con los cambios de hábitos que hemos ido adoptando, primero, en las dietas occidentales. Al pensar en comida rápida y ultraprocesados es muy probable que visualicemos algo con queso; el problema es que una gran mayoría de ellos son variantes más recientes que se alejan del queso artesanal tradicional. Y mucho de lo que llamamos queso ni siquiera es queso, legalmente hablando.
Por eso, para evaluar las propiedades nutricionales del queso, en primer lugar debemos separar su consumo de otros platos o productos, y analizarlo como alimento en sí mismo. Solo entonces podemos plantearnos la eterna pregunta que preocupará a mucha gente: ¿pasa algo por comer queso todos los días?
El consumo de queso diario es una realidad mundial
La idea de comer queso todos los días no es disparatada. Estamos ante un alimento nutritivo con muchos beneficios para la salud que no se puede comparar con otros más problemáticos, como podría ser la carne roja, el embutido, las latas de atún, los dulces elaborados o las bebidas alcohólicas. Las cuales, recordemos, no tienen un nivel de consumo saludable en ningún caso.
En España, según los últimos datos proporcionados por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, se consumieron en 2023 un total de 354 millones de kilos de queso en los hogares. Añadiendo el extradoméstico, el consumo total alcanzó los 401 millones de kilos, con un consumo per cápita entre 8,63-9,93 kilos por persona y año. Y estamos lejos de la media de la Unión Europea, en torno a los 20 kg por persona al año. Echando cuentas, eso implica que son millones las personas que comen queso prácticamente a diario.
Y es compatible con llevar una vida saludable, pues los alimentos no se consumen aislados del resto de la dieta ni de su contexto de hábitos cotidianos. Por eso en Italia pueden comer tanta pasta, en Francia tanta mantequilla y en Suiza tanto chocolate, sin que tales datos se vinculen con problemas de salud u obesidad.
Los efectos de comer queso todos los días
No se puede afirmar con rotundidad lo que le ocurre a tu cuerpo si comes queso o cualquier otra cosa todos los días. Habría que hacer un análisis muy controlado y pormenorizado de cada individuo a medio o largo plazo, e incluso así entrarían en juego variables imposibles de controlar, salvo que se repitiera la misma dieta y los mismos hábitos todos los días. Y cualquier cambio en la salud podría estar motivado por otros factores independientes al queso, como los ambientales o genéticos.

Sí podemos recurrir a la literatura científica para conocer los beneficios respaldados por la ciencia, así como sus posibles efectos perjudiciales, analizando además los nutrientes que el queso aporta.
Pero partimos de otro problema añadido: hay muchos, muchísimos tipos de quesos, con composiciones muy diferentes. Como señalan en la Fundación Española de Nutrición, las diferencias en la composición de unos quesos y otros dependen de la materia prima (origen de la leche: vaca, oveja, cabra, mezcla...), del proceso de elaboración y de la maduración. No será, pues, lo mismo, comer todos los días queso de Burgos que una cuña de queso viejo de oveja. Y ambas opciones son válidas.
Grosso modo, los quesos más frescos y tiernos son menos calóricos, tienen menos grasas y son más digestivos si además tienen fermentos lácticos; los más curados o madurados son mas calóricos, más saciantes, con más sodio y más grasas, pero también concentran mayores cantidades de nutrientes esenciales proteínas, vitaminas y minerales como el calcio.
Beneficios del consumo de queso
Tomar una porción diaria de queso nos puede ayudar a alcanzar las cantidades recomendadas de proteínas de alta calidad, que tienen además efecto saciante y ayudan a disminuir el nivel de glucosa o los picos de azúcar en sangre. Además, son una gran fuente de un mineral tan esencial como el calcio, pudiendo obtener una buena porción de este con una ración pequeña de queso, sobre todo si es curado.

Los quesos también son buena fuente de otros minerales, como potasio o zinc, y de vitaminas como la B12, vitamina A, riboflavina, niacina y folatos. Una porción de un queso fresco como el requesón (100 g) ya aporta el 30% de las ingestas recomendadas de vitamina B12, mientras que con una porción (40 g) de un curado de oveja como el manchego casi obtenemos ya la mitad del calcio recomendado para un adulto, según datos de la FEN.
Además, el consumo de queso se ha vinculado con un menor riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares gracias a que mejora la presión sanguínea y puede ayudar a reducir el colesterol; también podría mejorar la resistencia a la insulina y ser compatible con el tratamiento o prevención de la diabetes. En esta relación se incluyen los quesos más grasos y ricos en grasas saturadas, pues la ciencia ha demostrado que no son tan malas como creíamos, dentro de una dieta saludable. Asimismo, se han vinculado con una mejor salud digestiva, salvo en los casos de intolerancias o alergias a la lactosa o caseína -y aún así, los intolerantes pueden comer algunos quesos sin problemas-.
Posibles efectos perjudiciales de comer queso a diario
No es oro todo lo que reluce, y tampoco el queso está exento de posibles contraindicaciones. Aunque ya hemos dicho que las grasas saturadas del queso no tienen por qué ser malas, y de hecho juegan su papel en la salud del organismo, debe controlarse su ingesta, especialmente en personas con sobrepeso u obesidad, problemas de colesterol o con riesgo cardiovascular.
Los quesos, sobre todo los más curados, son muy ricos en sodio, lo que puede llevar a un consumo excesivo de sal, con sus riesgos para la salud al vincularse directamente con la hipertensión, que puede derivar en enfermedad cardiovascular.
El queso es muy palatable y podríamos excedernos en su consumo si optamos por variedades más grasas, lo que puede llevar a un exceso de calorías. Solo por comer queso es difícil que engordemos, pero en el contexto de una dieta menos saludable o muy calórica también contribuiría a un problema de peso, especialmente si se combina con alimentos poco sanos como salsas, patatas fritas, hamburguesas, carnes rojas, embutidos, pizzas precocinadas, etc.
Cómo comer queso a diario de forma saludable
Para incluir sin problemas este alimento a diario en nuestra dieta podemos guiarnos por las recomendaciones generales de consumo de lácteos, como indica Beatriz Robles en Saber Vivir. Se recomiendan, en general, tres raciones de lácteos como máximo al día, para que no desplacen a otros alimentos que también aportan valiosos nutrientes, como los frutos secos, el pescado o las legumbres.

Una ración de queso fresco tipo Burgos, requesón o cottage puede variar entre los 100 y 200 g, mientras que, de media, se establecen los 40 g para una porción de queso semicurado o curado. Y siempre hay que fijarse en los ingredientes para elegir los quesos más saludables del supermercado, evitando las denominaciones comerciales de "fundir", "especial gratinar" o "lonchas":
Son cantidades siempre orientativas que dependerán de cada persona, sus necesidades nutricionales y su estilo de vida. El consumo de queso será más beneficioso si alternamos entre sus variedades y si lo acompañamos de otros alimentos también saludables. En caso de duda, nadie mejor que un dietista-nutricionista especializado para aconsejarnos sobre qué tipos de quesos y qué cantidades se adaptan mejor a nuestros objetivos.
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Qué le pasa a tu cuerpo si comes queso todos los días
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Directo al Paladar
por
Liliana Fuchs
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