Rebelión en la granja, de George Orwell
Llega a las librerías una edición conmemorativa por el 80º aniversario de la publicación de una de las obras claves de George Orwell. Aunque Rebelión en la granja nació como una sátira del estalinismo, su mensaje universal la convierte en una crónica de una revolución traicionada y de la corrupción que engendra el poder, plasmada... Leer más La entrada Rebelión en la granja, de George Orwell aparece primero en Zenda.

Llega a las librerías una edición conmemorativa por el 80º aniversario de la publicación de una de las obras claves de George Orwell. Aunque Rebelión en la granja nació como una sátira del estalinismo, su mensaje universal la convierte en una crónica de una revolución traicionada y de la corrupción que engendra el poder, plasmada con brillantez en una fábula cuya vigencia sigue intacta.
En Zenda reproducimos el arranque del Prólogo escrito por Jesús Carrasco a la edición conmemorativa de Rebelión en la granja (Destino).
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PRÓLOGO
Desde 1901, año en que lo ganó por primera vez Sully Prudhomme, cien escritores y diecisiete escritoras han sido distinguidos con el Premio Nobel de Literatura, que es, aparentemente, la parada final de la gloria literaria. Existe, sin embargo, un reducidísimo grupo de autores que han ido más allá, consiguiendo algo mucho más difícil que el Nobel. Son aquellos que han logrado desplegar una obra tan poderosa como para convertir sus apellidos en adjetivos.
Las sociedades contemporáneas, cien años después de El proceso y setenta y cinco de 1984, tienen todavía mucho de kafkiano y cada vez más de orwelliano. Se da la coincidencia de que ambos escritores nacieron en el seno de sendos imperios: el austrohúngaro y el británico. Si sus obras siguen siendo tan vigorosas hoy, entre los lectores del siglo XXI, no se debe tanto, en mi opinión, a una capacidad predictiva del futuro como a que nuestras formas de organización social, por un lado, conservan todavía rasgos de aquellas imperiales y, por otro, coquetean peligrosamente con el totalitarismo.
Por otra parte, más allá de esta visión política se da un factor de índole psicológica, o quizá antropológica, que se relaciona con el poder. Hay algo en la naturaleza humana, muy particularmente en la masculina, que ansía su ejercicio y, en algunos casos, su ejercicio desmesurado. En ellos el poder se revela como un potente tóxico que, al tiempo que crea adicción, envenena. Podríamos repasar, una por una, las utopías más puras de la historia de la humanidad y no encontraríamos una sola que no se hubiera malogrado a partir de esa erosión con la que el poder socava la ética de quien lo ejerce.
Rebelión en la granja es una fábula en la que Orwell representa de manera magistral el surgimiento y la descomposición moral de una utopía, la soviética. Lo que comenzó siendo una revolución nacida para terminar con la dominación de unos hombres sobre otros y terminó en uno de los regímenes totalitarios más sangrientos de la historia. Es el texto escrito por un heterodoxo que, a lo largo de su vida, tuvo que afrontar muchas veces las consecuencias de nadar en contra de la corriente.
Pero para comprender la vigencia de un libro como Rebelión en la granja es fundamental contextualizar la vida y el tiempo de su autor. Entender qué hay de aquella sociedad en la nuestra; qué parte de lo que somos está al albur de cada época y qué parte permanece estable, al fondo, constituyendo la condición humana.
Orwell nació en 1903 en la mayor y más importante de las tres presidencias de la India británica. Por entonces, el Raj funcionaba a toda máquina en favor de la economía británica. Mantener en marcha esa colosal empresa requería el concurso de muchas personas, una de las cuales era el padre de Orwell, funcionario de la administración imperial. Nacer en ese contexto, como miembro de una clase dominante en una tierra colonizada, resultaría clave para configurar la visión política y social del hombre en el que Orwell se convertiría y, por supuesto, del escritor que llegaría a ser.
Sin ese origen, quizá, nunca habría optado, al finalizar sus estudios en Eton, por servir en Birmania como miembro de la Policía Imperial India, un puesto en el que permaneció durante cinco años y en el que pudo ser testigo, en primera fila, de la crueldad y la violencia con la que el imperio trataba a sus súbditos no metropolitanos. Esto tuvo, al menos, dos consecuencias radicales para su vida y su obra: por un lado, y a pesar de gozar de los privilegios de la clase dominante, dirigió su mirada a los dominados. Por otro, abrazó la que sería su primera heterodoxia fundamental: el antiimperialismo.
En 1927, aprovechando un permiso en la metrópoli, decidió renunciar a su puesto y quedarse en Inglaterra para convertirse en escritor. Pero vivir exclusivamente de la escritura no era sencillo, nunca lo ha sido, así que atravesó un periodo marcado por la pobreza e incluso el hambre. Un tiempo que Orwell retrató en Sin blanca en París y Londres, de 1933, que supondría la colaboración inaugural con Victor Gollancz, su primer editor y figura clave en sus inicios.
En diciembre de 1936 viajó a España, según sus palabras, para luchar contra el fascismo. Una vez allí, en lugar de unirse a las Brigadas Internacionales, como la mayoría de los combatientes extranjeros, se incorporó a la milicia del Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM), uno de los muchos partidos de izquierda que se sumaron a la defensa de la República. Esta decisión terminaría siendo crucial para la génesis de Rebelión en la granja.
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Autora: George Orwell. Título: Rebelión en la granja. Editorial: Destino. Venta: Todos tus libros.
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