El triunfo de Juan Roig con el 'listo para comer' no es que compremos comida: es que compramos el tiempo que ya no tenemos

Se puede pretender demonizar a Juan Roig, presidente e ideólogo de Mercadona, pero rara vez el empresario valenciano habla sin conocimiento de causa. Hace meses, en una de sus pocas apariciones públicas, Roig insistía: "Lo dije y lo mantengo, a mitad del siglo XXI no habrá cocinas". Como era de esperar, pues a casi todo lo que dice Juan Roig se le saca punta y se viraliza, los comentarios no dejaron de insistir en que él, o empresas como la suya, eran culpables de que la gente cocinara cada vez menos. Lo cierto es que el 'listo para comer' de Mercadona no ha inventado la rueda. Quizá sí la haya reinventado. O la haya popularizado, pero no fue el que la echó a rodar. Precocinados lleva habiendo décadas, solo que quizá nunca pensamos que hicieran tanto ruido como ahora. Croquetas congeladas; latas de fabada en conserva; platos para calentar y servir… Ejemplos en los lineales de los supermercados hay desde hace mucho más tiempo del que Juan Roig se convirtiera en una especie de mesías apocalíptico contra el cocinar en casa. En Directo al Paladar Ojo si usas el parking del Mercadona para algo que no sea comprar e irte: la broma no te saldrá por menos de 20 euros El 'listo para comer', más allá de Mercadona y Juan Roig La realidad, bastante más terca, es que no está solo. Empresas que se dedican a preparar comida a domicilio, mandando semanalmente táperes a sus clientes, hay bastantes –y cada vez más– como Wetaca o Bendito Tupper, algunas con cuotas de suscripción y membresía. Sin embargo, ninguna de ellas se convierte en una diana del mismo calibre que Mercadona o Juan Roig. La cuestión, igual de terca, es que los españoles cada vez cocinamos menos en casa y todo forma parte de una misma evolución social. Evolución como término, sin apoyarla con contenidos positivos o negativos. Hemos pasado en medio siglo de casas donde existía una figura del ama de casa, encargada de absolutamente todo, a casas en las que, aunque esa presencia se manifieste, se ha ido aligerando y haciendo menos omnipotente entre lavadoras, crianza de niños y fogones. Del menú del día de los bares al clásico 'bocata', la realidad del no cocinar tradicionalmente ha sido una cuestión de tiempo En todo ello hay, como es lógico, una cuestión de tiempo que es lo que realmente muchos clientes compran cuando recurren a la comida precocinada, ya sea de un congelado, de un servicio de delivery o del 'listo para comer' de Mercadona. Cocinar exige tiempo; tanto para hacer la propia comida como para haberse tomado la molestia de hacer la compra. Del mismo modo, si consideramos la cada vez más abundante oferta de ocio, sumada a la ingente oferta de comida preparada, puede ser comprensible que muchas personas, sobre todo las que nunca adquirieron hábitos de comprar o cocinar, prefieran gastar su dinero en platos terminados que en tener que hacerlos desde cero. La realidad, insistimos, es terca. En los dos últimos años ha aumentado en un 48% la oferta de platos listos para comer en los supermercados. Y va a más, claro. En Mercadona, de hecho, más de 1.200 de sus establecimientos tienen esta sección, es decir, prácticamente el 80% de sus locales. El tiempo es oro (y no lo queremos gastar entre sartenes) Lo cierto es que todo, o casi, es una cuestión de conveniencia. En un 20% de los casos, estos platos se comen fuera del hogar y el 25% de esas compras responden a la necesidad más que a cuestiones hedonísticas o de cuidarse más. En apenas 20 años, el consumo de platos preparados se ha multiplicado por cinco. Ahora, pongamos sobre la mesa, quizá nunca mejor dicho, si cada vez destinamos menos tiempo y presupuesto a comer –y vamos hacia hogares más pequeños–, ¿quién querrá (o podrá) tener una cocina completa en el año 2050? No es una cuestión menor. Aún menos cuando nos hemos sumergido de lleno, al menos en generaciones que rondan los 30 años, en aumentar la presencia de suplementos alimenticios en su dieta, como pueden ser los batidos de proteínas. Ya no es solo que los jóvenes vean en cocinar una pérdida de tiempo, sino que, en muchos casos, directamente ver que comer es un mal menor. Imágenes | Mercadona - DAP En DAP | Los 29 mejores productos de marca blanca de Mercadona, según el equipo de Directo al Paladar En DAP | Mercadona anuncia un aumento del beneficio del 37% en 2024: “No tengo ni zorra idea de si llegará una recesión" - La noticia El triunfo de Juan Roig con el 'listo para comer' no es que compremos comida: es que compramos el tiempo que ya no tenemos fue publicada originalmente en Directo al Paladar por Jaime de las Heras .

Jun 4, 2025 - 19:50
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El triunfo de Juan Roig con el 'listo para comer' no es que compremos comida: es que compramos el tiempo que ya no tenemos

El triunfo de Juan Roig con el 'listo para comer' no es que compremos comida: es que compramos el tiempo que ya no tenemos

Se puede pretender demonizar a Juan Roig, presidente e ideólogo de Mercadona, pero rara vez el empresario valenciano habla sin conocimiento de causa. Hace meses, en una de sus pocas apariciones públicas, Roig insistía: "Lo dije y lo mantengo, a mitad del siglo XXI no habrá cocinas".

Como era de esperar, pues a casi todo lo que dice Juan Roig se le saca punta y se viraliza, los comentarios no dejaron de insistir en que él, o empresas como la suya, eran culpables de que la gente cocinara cada vez menos.

Lo cierto es que el 'listo para comer' de Mercadona no ha inventado la rueda. Quizá sí la haya reinventado. O la haya popularizado, pero no fue el que la echó a rodar.

Precocinados lleva habiendo décadas, solo que quizá nunca pensamos que hicieran tanto ruido como ahora. Croquetas congeladas; latas de fabada en conserva; platos para calentar y servir… Ejemplos en los lineales de los supermercados hay desde hace mucho más tiempo del que Juan Roig se convirtiera en una especie de mesías apocalíptico contra el cocinar en casa.

El 'listo para comer', más allá de Mercadona y Juan Roig

La realidad, bastante más terca, es que no está solo. Empresas que se dedican a preparar comida a domicilio, mandando semanalmente táperes a sus clientes, hay bastantes –y cada vez más– como Wetaca o Bendito Tupper, algunas con cuotas de suscripción y membresía. Sin embargo, ninguna de ellas se convierte en una diana del mismo calibre que Mercadona o Juan Roig.

La cuestión, igual de terca, es que los españoles cada vez cocinamos menos en casa y todo forma parte de una misma evolución social. Evolución como término, sin apoyarla con contenidos positivos o negativos.

Hemos pasado en medio siglo de casas donde existía una figura del ama de casa, encargada de absolutamente todo, a casas en las que, aunque esa presencia se manifieste, se ha ido aligerando y haciendo menos omnipotente entre lavadoras, crianza de niños y fogones.

Del menú del día de los bares al clásico 'bocata', la realidad del no cocinar tradicionalmente ha sido una cuestión de tiempo

En todo ello hay, como es lógico, una cuestión de tiempo que es lo que realmente muchos clientes compran cuando recurren a la comida precocinada, ya sea de un congelado, de un servicio de delivery o del 'listo para comer' de Mercadona. Cocinar exige tiempo; tanto para hacer la propia comida como para haberse tomado la molestia de hacer la compra.

Del mismo modo, si consideramos la cada vez más abundante oferta de ocio, sumada a la ingente oferta de comida preparada, puede ser comprensible que muchas personas, sobre todo las que nunca adquirieron hábitos de comprar o cocinar, prefieran gastar su dinero en platos terminados que en tener que hacerlos desde cero.

La realidad, insistimos, es terca. En los dos últimos años ha aumentado en un 48% la oferta de platos listos para comer en los supermercados. Y va a más, claro. En Mercadona, de hecho, más de 1.200 de sus establecimientos tienen esta sección, es decir, prácticamente el 80% de sus locales.

El tiempo es oro (y no lo queremos gastar entre sartenes)

Mercadona

Lo cierto es que todo, o casi, es una cuestión de conveniencia. En un 20% de los casos, estos platos se comen fuera del hogar y el 25% de esas compras responden a la necesidad más que a cuestiones hedonísticas o de cuidarse más.

En apenas 20 años, el consumo de platos preparados se ha multiplicado por cinco. Ahora, pongamos sobre la mesa, quizá nunca mejor dicho, si cada vez destinamos menos tiempo y presupuesto a comer –y vamos hacia hogares más pequeños–, ¿quién querrá (o podrá) tener una cocina completa en el año 2050?

No es una cuestión menor. Aún menos cuando nos hemos sumergido de lleno, al menos en generaciones que rondan los 30 años, en aumentar la presencia de suplementos alimenticios en su dieta, como pueden ser los batidos de proteínas. Ya no es solo que los jóvenes vean en cocinar una pérdida de tiempo, sino que, en muchos casos, directamente ver que comer es un mal menor.

Imágenes | Mercadona - DAP

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La noticia El triunfo de Juan Roig con el 'listo para comer' no es que compremos comida: es que compramos el tiempo que ya no tenemos fue publicada originalmente en Directo al Paladar por Jaime de las Heras .