Rocío Carrasco y Rocío Flores se vuelven a ver las caras 13 años después y saltan chispas
Rocío Carrasco y Rocío Flores: madre e hija vuelven a coincidir en los tribunales tras 13 años sin contacto El 23 de junio de 2025 quedará marcado como el día en que Rocío Carrasco y Rocío Flores, tras más de una década sin verse ni dirigirse la palabra, coincidieron cara a cara en una sala ... Leer más

Rocío Carrasco y Rocío Flores: madre e hija vuelven a coincidir en los tribunales tras 13 años sin contacto
El 23 de junio de 2025 quedará marcado como el día en que Rocío Carrasco y Rocío Flores, tras más de una década sin verse ni dirigirse la palabra, coincidieron cara a cara en una sala de la Audiencia Provincial de Madrid. La cita, cargada de tensión y simbolismo, no fue un reencuentro afectivo ni personal, sino una obligada comparecencia judicial derivada del conflicto legal que enfrenta a la joven con la productora del polémico documental que sacudió a España en 2021: *‘Rocío: contar la verdad para seguir viva’*.
Una madre como testigo y una hija como demandante
Ambas acudieron a los juzgados con perfiles bien diferenciados: Rocío Carrasco lo hizo en calidad de testigo; su hija, como demandante. Ninguna quiso hacer declaraciones a su llegada. Lo que se resolvía entre esas paredes no era cualquier asunto: Rocío Flores, respaldada por el equipo legal de su padre, Antonio David Flores, ha presentado una demanda contra la productora *La fábrica de la tele* —ahora rebautizada como *La Osa Producciones Audiovisuales*— por un supuesto delito de vulneración de su intimidad y revelación de secretos agravada.
La joven exige una indemnización de un millón de euros por lo que considera una exposición ilegítima de documentos confidenciales relacionados con su etapa como menor. En particular, los que aludían al grave episodio ocurrido en 2012 entre madre e hija, que acabó con una sentencia judicial para Rocío Flores y, según muchos, fue el punto de quiebre definitivo entre ambas.
El documental que lo cambió todo
El documental emitido por Telecinco en 2021 no solo fue un fenómeno mediático que arrasó en audiencias, sino una sacudida emocional para Rocío Carrasco. En él, la hija de Rocío Jurado rompía un silencio de más de dos décadas para dar su versión sobre la tortuosa relación con su exmarido y el distanciamiento absoluto de sus dos hijos, Rocío y David.
A lo largo de varios episodios, Carrasco no solo narró su historia, sino que respaldó sus palabras con informes psicosociales, sentencias judiciales, atestados policiales y documentación oficial de la Agencia para la Reeducación y Reinserción del Menor Infractor. Documentos que, en muchos casos, implicaban directamente a Rocío Flores, quien por aquel entonces era menor de edad.
El problema, tal como lo argumenta la defensa de Flores, es que esa exposición se habría hecho sin su consentimiento expreso. Por eso, acusan a la productora —y en cierta forma también a Carrasco— de haber vulnerado sus derechos fundamentales.
La defensa: el derecho a contar su versión
En contrapartida, la línea de defensa de la productora y de Rocío Carrasco se sostiene en varios pilares. Por un lado, aseguran que contaban con el consentimiento de una de las partes involucradas en los hechos —en este caso, Carrasco— para difundir los documentos. Por otro, afirman que muchos de esos archivos ya habían sido previamente publicados en medios de comunicación y que el caso concreto fue archivado por la justicia.
Además, insisten en que el contenido fue tratado con un enfoque narrativo-documental, y no sensacionalista, con el objetivo de visibilizar una realidad y ofrecer la versión de una madre que durante años no había podido contar su historia.
Un juicio que reabre heridas profundas
Más allá del aspecto legal, el caso vuelve a poner sobre la mesa una de las fracturas familiares más mediáticas y dolorosas de la crónica rosa española. La ausencia de relación entre madre e hija, prolongada durante más de trece años, quedó evidenciada una vez más en el hermetismo de ambas al cruzar miradas en los tribunales.
El juicio no solo decidirá si hubo o no un delito, sino que también evaluará hasta qué punto los límites entre lo personal, lo mediático y lo legal pueden difuminarse en un entorno donde la vida privada ha sido reiteradamente expuesta al ojo público.
El silencio como respuesta
Mientras la justicia analiza si la difusión del documental supuso una violación de derechos fundamentales, el encuentro entre Rocío Carrasco y su hija no parece haber acercado posturas. Ninguna rompió su silencio en público, y ambas abandonaron la Audiencia sin pronunciar palabra, dejando que sean los jueces quienes ahora tomen la palabra final.
Una sentencia que, más allá del plano judicial, podría marcar un nuevo capítulo —o un cierre definitivo— en una historia familiar atravesada por el dolor, el silencio y la exposición mediática.