Spectregraph, de James Tynion IV y Christian Ward
Misterios, casas y fantasmas, hoy vamos con Spectregraph, una obra de terror por James Tynion IV y Christian Ward en DSTLRY.



Edición original: Spectregraph 1-4 USA (DSTLRY)
Edición nacional/España: Spectregraph (Norma Editorial, 2025)
Guion: James Tynion IV
Dibujo: Christian Ward
Color: Christian Ward
Traducción: David Domínguez
Realización técnica: Joan Moreno
Formato: Cartoné. 216 páginas. 36€
Fantasmas en el armario
«A ver, cariño, tan buena no estás»
El terror tiene muchas formas de ejecutarse en un cómic, sin necesidad de sustos subidos de volumen o ir a por la imagen desagradable de turno para ser efectivo. Los últimos años ha habido un aumento tremendo del género que ha dado lugar a obras impresionantes, y con Spectrepgraph tenemos a dos autores con grandes capacidades más que demostradas para llevarnos por una buena historia.
Tras una apasionante obra de brujería como fue Somna, de lo mejor del año, y un relato vibrante de ciencia ficción en Gone, toca afrontar una nueva obra de DSTLRY, una vez más publicada por Norma Editorial en el característico formato marca de la editorial americana, que aquí nos llega con una reproducción de mucha calidad, todo sea dicho. Son obras caras, eso no se puede negar, pero de momento han demostrado merecer la pena por su cuidada edición y, lo más importante, por su contenido. Spectrepgraph no es una excepción.
Los autores no necesitan presentación, James Tynion IV es uno de los escritores más potentes de la actualidad del cómic estadounidense, siendo el terror uno de sus géneros predilectos, y Christian Ward uno de los dibujantes más codiciados del momento. Ambos tienen dos cosas en común, su paso por Batman, donde llegaron a coincidir, y una considerable cantidad de premios Eisners guardados en su casa. Sus obras por separado han sido bastante bien aceptadas por crítica y público, cojiendo ambos fama en el mundillo, y los seguidores de DC los conocen de sobra, así que dejemos de lado su carrera y vamos con Spectregraph simplemente con la idea de que había ganas de ver de lo que eran capaces juntos.


Lo cierto es que solo hay que ojear el catálogo de DSTLRY (aquí les dedicamos un especial) para darse cuenta que la editorial apuesta por formar buenos equipos y dejar rienda suelta a la imaginación de los autores, siempre en formato de series de muy corta duración que nos llegan en tomos autoconclusivos. Spectregraph es una historia de terror con un fondo muy personal, sobre el duelo y sobre la separación, en muchas formas diferentes. Un terror moderno que no duda en beber del clásico, con su trasfondo, sus potentes diálogos y su reflexión sobre el “yo”, tan interesante como cabe esperar de dos nombres como Tynion y Ward.
Janie es una agente inmobiliaria y madre soltera a la que llaman a última hora para que haga una visita muy importante, ha salido a la venta una mansión y unos compradores con mucho poder adquisitivo están interesados en ella. Hasta ahí todo parece normal, al menos para ella, nosotros ya sabemos que el adinerado antiguo dueño era ex-miembro de una secta que jugaba con lo exotérico y que buscaba la forma de superar a la muerte, con resultados inquietantes. Dentro de todo este contexto, Janie y Vesper, la enviada por la secta, se pasearán por esta extraña mansión buscando una venta o… ¿fantasmas?
Si hubiera que definir este cómic en una sola palabra sería “Tynion”. Es una obra a su más puro estilo, cercana a trabajos como The nice house on the lake, El armario o El Depravado, donde los diálogos son puro oro, la definición de los personajes y su interacción son lo que engancha páginas tras página, pero todo ello siempre bajo un gran misterio, en este caso todo lo que rodea a la casa y su antiguo propietario.
Spectregraph está muy bien narrada, moviéndose en distintas épocas para ir dándonos pedacitos de información de cada uno de los personajes, los vivos y los muertos, de manera que mantienen muy bien el misterio durante los cuatro capítulos. Es una de esas series que te hacen querer llegar al final para ver cómo se resuelven diversas situaciones que plantea, pero al mismo tiempo se disfruta tanto del devenir, de los diálogos, de las interacciones y de esos retazos de conocimiento que van soltando, que no quieres que acabe. Sin embargo, al igual que ocurrió con El Armario, dura lo que tiene que durar, ni más ni menos, quienes piensen el The nice house on the lake aquí se verán más satisfechos por la duración.


Se trata de un cómic que se centra mucho en las relaciones, con un contenido muy LGTBI+ que el autor tiene tendencia a tratar, con algún toquecillo reivindicativo, como debe ser, pero poniendo el foco en las diferentes formas que tenemos de pensar en los demás, de forjar relaciones de distintos tipos y, en ciertos casos, de superarlas, por sus cambios o por la falta de los nuestros. No es solo una historia de terror, da que pensar sobre nosotros mismos y ayuda a comprender a los demás, aunque no hay que negar que la tensión y la sensación de peligro es constante y se mueve en diferentes capas, porque la de Janie, por ejemplo, se plantea desde un punto inicial muy potente. ¡Y vaya final!
En ese sentido Christian Ward hace un trabajo excelente. He de admitir que nunca he sido un gran seguidor del dibujante, su laureado trabajo en Invisible Kingdom, obra valedora de varios Eisners, no me entusiasmó, y aunque otras cosas que vi suyas sí que me parecieron dignas de mención (obviando las portadas para varias series, donde sí me convencía) tengo que decir que en Spectregraph me ha encantado.
Me gusta básicamente todo lo que hace en esta obra. Sus ambientaciones, con esos juegos del color que hace, logran que no te pierdas en ningún momento, algo primordial en una obra que se mueve en diferentes contextos temporales. Consigue que la casa se sienta como un personaje más, con sus laberintos y sus peculiares habitaciones, y su diseño de los espectros logran identidad propia. A lo que hay que sumar a los personajes principales, que están visualmente creados de tal manera que encajan a la perfección con la personalidad que les construyen, haciendo la obra más creíble, dentro de su fantasía. Pero Ward tiene una de las características que más valoro últimamente, el juego narrativo que hace en cada página, moviéndose entre las viñetas como pez en el agua.
Spectregraph es otra muestra del buen hacer de Tynion, con un Ward impresionante. Imprescindible en la carrera de ambos, quien guste de uno de los dos la va a disfrutar. Pero también da buena cuenta de lo bien que funciona el terror en el cómic, sabiendo unirse a otros temas, y del buen estado del mismo en el medio. Y junto a lo que hemos visto por aquí de DSTLRY no podemos negar que es un comienzo buenísimo para la editorial, si el bolsillo lo aguanta, claro.
Lo mejor
• La construcción de los personajes.
• El trasfondo personal mezclado con la atmósfera de terror.
• El dibujo de Ward.
• El final
Lo peor
• Que te atrape un fantasma.