Este proyecto recupera una casa de pueblo desde el respeto y la memoria
En esta vivienda de BOV Estudio, situada junto al casco histórico de Ayllón en Segovia, la arquitectura trabaja desde lo que ya existe. A través de una rehabilitación sensible, la casa mantiene su fachada tradicional y se organiza en torno a dos patios. El resultado es una casa unifamiliar actualizada que se funde con el […] La entrada Este proyecto recupera una casa de pueblo desde el respeto y la memoria se publicó primero en Diario design.

En esta vivienda de BOV Estudio, situada junto al casco histórico de Ayllón en Segovia, la arquitectura trabaja desde lo que ya existe. A través de una rehabilitación sensible, la casa mantiene su fachada tradicional y se organiza en torno a dos patios. El resultado es una casa unifamiliar actualizada que se funde con el legado del pueblo y propone nuevas formas de habitar lo rural.
Construir desde lo que queda
Ayllón es uno de esos pueblos en los que parece haberse parado el tiempo. Sus calles empedradas, sus casas de entramado y la silueta de la iglesia perfilando el horizonte componen una imagen detenida y profundamente reconocible. En este contexto, cada intervención arquitectónica debe ser, ante todo, un ejercicio de respeto y escucha.
Por eso, cuando BOV Estudio se enfrentó a este solar fragmentado, compuesto por tres parcelas, tuvo que resolver una situación compleja. Una de ellas estaba en ruinas y además era compartida con otra propiedad. Así, la primera decisión fue también la más importante: conservar la fachada original que daba a la calle. Porque no hacerlo habría implicado romper la secuencia construida del entorno. En cambio, mantenerla permitía dar continuidad a la calle y preservar el carácter urbano del conjunto.
La intervención no fue sencilla. Exigió un proceso de derribo parcial extremadamente cuidadoso, con técnicas como el batache para garantizar la estabilidad del muro existente. Sin embargo, esa complejidad técnica quedó justificada por el valor que aportaba: ahora la casa presenta como parte auténtica de la esencia del pueblo.
Además, el estudio ha resuelto el acceso a la vivienda a través de un retranqueo en la fachada que señala su entrada. Desde ahí, el proyecto comienza a desplegarse hacia el interior, donde la obra nueva se suma con respeto a lo preexistente. La vivienda se levanta en una sola planta, con una arquitectura serena, accesible y profundamente habitable.
Dos cuerpos diferenciados unidos por un vacío
La estructura de esta casa unifamiliar se resuelve mediante dos volúmenes diferenciados: uno alberga la zona de día y el otro la de noche. Así, el recibidor central actúa como punto de articulación entre ambos. También lo hace en términos espaciales, ya que es el único elemento que se retrae respecto al plano de fachada. Esa decisión lo convierte en una bisagra visual y funcional.
Por un lado, los dormitorios se abren a un patio más recogido. Por el otro, salón y cocina se vuelcan a un segundo patio de mayor tamaño, proyectado con vegetación y para uso familiar. Así, esta dualidad se hace visible también desde el exterior, ya que cada volumen tiene una cubierta distinta en forma y orientación.
Además, todo el programa principal se desarrolla en planta baja y sin escalones interiores. Esta distribución ha permitido a BOV Estudio construir una circulación fluida que se adapta a la vida doméstica sin rigideces. Por su parte, las puertas, muchas de ellas integradas, permiten que los espacios se conecten o se separen según las necesidades del momento.
Materiales, atmósfera y continuidad interior
En el interior, la arquitectura se construye a partir de una paleta mínima pero precisa. El ladrillo visto blanco y los panelados de madera natural recorren las estancias, aportando textura sin ruido. Además, el mobiliario a medida, tanto fijo como exento, prolonga ese lenguaje. La combinación de diferentes tonalidades de madera, del pino al roble, introduce matices sin romper la unidad.
Por otra parte, la altura de los techos marca con sutileza las jerarquías de uso. En los espacios servidores, los techos son planos. En cambio, las estancias principales se desarrollan bajo cubiertas inclinadas y más altas. Esta diferencia construye una secuencia espacial rica, sin necesidad de sobrecargarla de elementos.
Así, el diseño de los huecos responde a esa misma lógica. En los espacios secundarios se abren vanos puntuales y controlados. En los principales, las aperturas se amplían hacia los patios, estableciendo una relación directa entre interior y exterior.
En definitiva, el trabajo de BOV Estudio no recurre a artificios tecnológicos para hablar de sostenibilidad. Para ello, se han apoyado en gremios locales, materiales honestos y decisiones constructivas que reducen la demanda energética y aumentan el confort. En este caso, la arquitectura no pretende destacar. Prefiere mantenerse al margen del protagonismo para dar espacio a lo que realmente importa: habitar con sentido.
Fotografía: Javier Bravo
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