¿Por qué no despega el coche eléctrico en España?
España sigue a la cola de Europa en la adopción del coche eléctrico. Faltan puntos de carga y superar el desconocimiento entre la ciudadanía de lo que implica la electrificación. Sin embargo, las cosas podrían cambiar: un 45% de la población ya se plantea hacerse con un eléctrico. La entrada ¿Por qué no despega el coche eléctrico en España? se publicó primero en Ethic.

Aunque se ve como una de las grandes novedades tecnológicas del arranque de este siglo, los coches eléctricos tienen una muy larga historia. En el anterior cambio de siglo, eran una de las innovaciones que estaban disrumpiendo el transporte. Eran cómodos, llamativos y tenían una presencia notable en el mercado (un tercio de todos los taxis de Nueva York eran eléctricos, como recuerda The New York Times), pero su elevado potencial se acabó quedando en nada. El coche de motor de combustión ganó la partida y se asentó como la gran revolución del siglo XX.
La gran cuestión es si ahora los eléctricos tienen una nueva oportunidad y si se van a afianzar –este siglo sí– como los protagonistas de una revolución en la movilidad. Hace unos años parecía casi inevitable: el compromiso con la transición verde estaba por todas partes y los eléctricos parecían ponerse de moda. Ahora, todo es más matizable.
Por un lado, el cambio de ciclo geopolítico podría perjudicarles. Es lo que ocurre en Estados Unidos, como señala un análisis del Times, donde la victoria de Trump ha asentado una agenda escasamente ecofriendly. Incluso, ven paralelismos entre el fracaso de hace 100 años y el ahora. Entonces, no lograron conectar de todo con el mercado y las maniobras de otras industrias (y unas políticas públicas propetróleo) los dejaron en el camino.
Por otro, las cifras de ventas están siendo desiguales y, frente a países con una flota cada vez más electrificada, otros se siguen resistiendo a la transición. Es lo que pasa en España.
El caso español
España está comprando coches. El último informe anual de ANFAC, que aglutina al sector del automóvil, habla de que en 2024 se vendieron 1.016.885 vehículos, lo que supone un crecimiento de un 7,1% frente al año precedente y consolida una tendencia a la recuperación tras la caída de la pandemia.
Los electrificados (EV, en la cuenta entran tanto eléctricos puros como híbridos) vendieron 115.939 unidades: si bien es un 1,9% más que en el año precedente, la cuota de mercado cayó en el cómputo total. Fueron el 11,4% de todos los vehículos que se vendieron en el año en el país, frente al 12% de 2023.
Aunque las cifras que va dejando el mercado en 2025 dan margen para el optimismo (en mayo alcanzaron un 14,45% de las ventas), las estadísticas invitan a hacerse una pregunta: ¿por qué no acaba de despegar el coche eléctrico en España? Para responder a esa pregunta hay que analizar el contexto y, sobre todo, su compleja gama de matices.
«Las cifras de matriculación de EV en 2024 puede que no fueran lo positivas que se esperaba, del mismo modo que las del primer cuarto de 2025 sí lo han sido, incluso superando las expectativas, con un ascenso de más del 52% (según AEDIVE)», apunta Rafael Ruiz, Infrastructure Investment and Mobility Advisor de Arup en España. «Esto indica que tanto los conductores y empresas que renuevan sus vehículos, como los políticos que promueven la electrificación de las flotas de vehículos siguen ciclos discontinuos, unos buscando subvenciones y otros renovándolas (o no) al cumplir objetivos cortoplacistas», explica.
España se mantiene a la cola de Europa en penetración del coche eléctrico, según concluyen desde la OCU partiendo de datos de la Asociación de Fabricantes de Automóviles de Europa (ACEA). Francia o Portugal, por poner ejemplos próximos geográficamente, muestran mejores datos, con un 16,9% y un 19,9% respectivamente de tasa de electrificación. El caso portugués es uno de los que destacan desde ANFAC, porque han logrado escalar el peso del eléctrico en el parque de coche de empresa gracias a una batería de ayudas y a su política fiscal. Cuando una compañía renueva su flota, les compensa hacerse con un eléctrico.
En España, los EV supusieron el 11,4% de todos los vehículos que se vendieron en 2024, lo que nos sitúa a la cola de Europa
Noruega es el gran caso de éxito del coche eléctrico en Europa. Algunas estadísticas señalan que el 88,9% de los vehículos nuevos que se vendieron en ese país en 2024 fueron eléctricos. «Noruega lleva apostando por el eléctrico desde mediados de los 90», explican desde ANFAC, a lo que suman que la economía noruega es diferente a la española.
Con todo, desde el organismo destacan que, en España, «hay una apuesta de la industria y del gobierno» y valoran de forma positiva iniciativas como el Plan Moves. Aun así, sí creen que se podrían hacer más cosas, como que las ayudas fuesen más ágiles y directas, con incentivos fiscales para la movilidad eléctrica o con una infraestructura de recargas más eficiente.
En líneas generales, se podría decir –viendo los datos de la industria y escuchando a diferentes voces conectadas de una manera o de otra con esta transición– que se necesitan afrontar los retos del sector y conquistar a la opinión pública. «En España hay mucho interés político en favorecer el vehículo eléctrico, pero, por un lado, el desconocimiento de la tecnología y, por otro, el despliegue de infraestructura de carga ultrarrápida, puede estar limitando las opciones de los potenciales usuarios», señala Ruiz.
También quizás falla otro punto: «La primera intención del ciudadano es utilizar el vehículo eléctrico de la misma manera que utiliza el de combustión interna, y eso puede que no sea posible».
Los retos del coche eléctrico
Cambiar el modo de entender los coches puede ser, así, uno de los retos de los EV, aunque, más en lo inmediato, los eléctricos se enfrentan a unas cuantas cuestiones clave. Posiblemente, el primer punto está en la autonomía de los vehículos, una de las cuestiones que ha cuajado en el imaginario colectivo como la más problemática.
La industria está trabajando en diferentes vías para mejorar las baterías. Así, por ejemplo, se habla de las baterías sólidas como «una de las principales apuestas» para ampliar la autonomía, como apuntan desde Segula Technologies, ya que permitiría llegar a rangos de 1000 kilómetros y acelerar las velocidades de recarga, pero no se espera que se desplieguen a gran escala hasta dentro de 5 o 10 años. No es la única vía. En el CETIM se trabaja, en colaboración con Ferroglobe Innovation, para incorporar silicio y lograr coches eléctricos más eficientes.
El otro gran punto de conflicto es la carga. Un estudio reciente de la OCU confirma, partiendo de datos públicos del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, que existen «enormes diferencias» entre las diferentes comunidades autónomas en el acceso a la carga rápida. Las electrolineras de carga rápida son escasas en Canarias, Galicia, Extremadura, Baleares y Murcia, apuntan. Además, existen «grandes zonas en las que no hay un solo cargador rápido» repartidas por el país. La organización de consumidores cree que esta falta de puntos de carga «lastra gravemente» la compra de coches eléctricos.
«El desarrollo del coche eléctrico está directamente vinculado a la existencia de una infraestructura de carga solvente», suma Silvana Churruca, directora general del Payment Innovation Hub. El precio y la autonomía importan, asegura, pero «la disponibilidad de puntos de recarga –especialmente rápidos y accesibles– es fundamental para que más personas se animen a dar el salto». Según concluye el informe Impulso a la movilidad verde, que han elaborado junto a Afi y en colaboración con CaixaBank, Visa y Arval, se necesitarían 19.300 puntos de recarga ultrarrápida adicionales en España.
Esto implica no solo una estrategia de apertura de puntos, sino también de ver dónde se colocan y cómo y de simplificación de los procesos. Los análisis advierten de la importancia de reducir la burocracia necesaria para abrir electrolineras, pero también de asegurarse la interoperabilidad entre operadores.
Baterías, electrolineras y puntos de carga rápidos, accesibilidad en los pagos y una red de posventa irregular son los mayores retos del coche eléctrico
«No se trata solo de cantidad. De hecho, la reciente normativa AFIR va precisamente en esa dirección», apunta Churruca. La normativa, aprobada por Europa para impulsar la movilidad eléctrica, busca más puntos de carga, más en corredores clave y más accesibles al público, como que no sea necesario registrarse o que se pueda pagar con contactless, señala la experta. «Mejorar la accesibilidad en los pagos es esencial para que la experiencia de recargar un vehículo eléctrico sea tan sencilla y cómoda como repostar en una gasolinera», indica. Ahora mismo puedes pagar el pan con tarjeta, pero no la recarga en todas las electrolineras. Churruca apunta que esto está conectado con un mercado fragmentado. «Cada operador suele tener su propia app, su sistema de registro y su método de pago», explica.
Y, por supuesto, en todo esto también impacta que los puntos de recarga sean rentables (como recuerdan desde Arup ha sido el sector privado el que ha asumido la carga de desplegarlos) y tengan usuarios.
Otro de los problemas del coche eléctrico está en la red de postventa. Esta es una pieza fundamental de la cadena de comercialización de los vehículos, pero le está fallando al coche eléctrico. Desde los talleres independientes aseguran que no están preparados para esta transición, pero también que los eléctricos no están generando tanto interés como para que les compense trabajarlo. Una encuesta de Varta concluye que tres de cada cuatro talleres no tienen las herramientas necesarias para reparar eléctricos e híbridos y que a la mitad les cuesta acceder a la formación especializada vinculada.
Los misterios de la movilidad eléctrica
Hablando con los talleres independientes también surge el tema de qué ocurre con las baterías y los potenciales temores de seguridad, que son también cuestiones que suelen salir en las conversaciones con la ciudadanía. Puede que el coche eléctrico sea relativamente reciente, pero ya protagoniza unas cuantas leyendas urbanas y no pocos temores que las últimas noticias han vuelto a poner en la palestra, a pesar de las explicaciones de la propia industria.
De hecho, desde el sector señalan que el precio y el desconocimiento son barreras de entrada, aunque matizan que ambas cuestiones son superables. Desde ANFAC apuntan que se han dicho una serie de tópicos desde el desconocimiento y «no es así». Así, insisten en que sí hay ya una infraestructura de recarga y que «el coche no te va a dejar tirada». «Hay que mejorarla», conceden, «pero no se trata de llenar España de puntos de recarga», sino de trabajar para situar puntos rápidos. El coche eléctrico es seguro, se incendia menos (y uno de combustión también puede arder, recuerdan) y existen ya protocolos de seguridad claros.
«Hay un gran desconocimiento sobre la electrificación de la movilidad en general», explica Ruiz. El experto señala que quizás no se entiende del todo bien la necesidad de electrificación ni tampoco cómo impacta en el uso de esos vehículos. «Por eso surge la tendencia a pensar que los vehículos eléctricos se tienen que utilizar del mismo modo que los de combustión», cuando no es necesariamente así.
Tampoco el coche eléctrico es necesariamente más caro. Existe ya una horquilla de precios, recuerdan desde el sector, y no todo el mundo necesita optar por la alta gama. La entrada en el mercado de las marcas chinas podría abrir más la horquilla en los precios bajos y dinamizar las cosas. «El mayor problema de la electrificación de la movilidad es que no es ni inmediata ni barata. Las marcas chinas se han adaptado mucho más rápido que las occidentales, siendo más productivos, lo que les ha permitido contener los precios», apunta Ruiz.
Un 70% de los españoles comprará un coche en los próximos dos a tres años, y un 45% ya se plantea un eléctrico o híbrido
Los consumidores españoles están abiertos a estas marcas. Un 56% cree que tienen un «impacto positivo», según una investigación reciente de Appinio e IPMARK sobre el mercado del coche. Los ven como automóviles de buena calidad y baratos. «Las marcas chinas no son una amenaza», señalan desde ANFAC. «Lo que hay que hacer, y lo apoyamos, es que, si entran en el mercado europeo, lo hagan en las mismas condiciones que las otras marcas», añaden.
¿Cambiará en el futuro próximo las cosas? La reciente moratoria que la Unión Europea ha dado al coche de combustión un ligero respiro. «Los objetivos no han cambiado, se ha flexibilizado», puntualizan desde ANFAC, quienes lo ven como «una decisión acertada» que permitirá hacer bien las cosas y lograr la transición.
Quizás, la ciudadanía esté empezando a ver también el coche eléctrico con otros ojos. El citado estudio de Appinio señala que la mayoría de los españoles conduce de forma diaria y considera importante tener un coche. Un 70% comprará un coche en los próximos dos a tres años: un 45% ya se plantea un eléctrico o híbrido.
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