Cuando lo cotidiano vale millones: el furor por las subastas de objetos icónicos de leyendas como Lynch, Queen y The Beatles

En una sala silenciosa de Beverly Hills, un martillo golpea la mesa con un sonido seco. Alguien en la penumbra acaba de pagar 35.000 dólares por una cafetera usada. Pero no es una cafetera cualquiera; es la que David Lynch utilizaba en su estudio. En ese mismo día, guiones originales escritos a mano por el cineasta se adjudicaron por 150.000 dólares cada uno. No se trata de caprichos excéntricos, sino de una tendencia cada vez más consolidada: el furor por las subastas de objetos personales de artistas que marcaron la época. En los últimos años, casas como Julien's Auctions, Sotheby's o Christie's han multiplicado los eventos centrados en figuras icónicas del cine, la música y el arte. Y el público responde con entusiasmo. Lo que antes se consideraban efectos personales, hoy es tratados como patrimonio cultural. Una taza, una capa, un manuscrito: cada objeto entierra una historia, un gesto cotidiano que, de repente, adquiere el aura de lo místico. Más allá de su función utilitaria o estética, estos objetos adquieren un valor simbólico que extiende su materialidad y se inscribe en una lógica social de prestigio y distinción. El sociólogo Pierre Bourdieu define el capital simbólico como «el conjunto de los recursos (prestigio, honor, reconocimiento) que un agente puede acumular y convertir en poder dentro de un campo social determinado». El coleccionismo no se limita a una práctica de conservación histórica o artística, sino que funciona como un mecanismo de diferenciación. Los coleccionistas compiten por la posesión de piezas raras o emblemáticas, que muchas veces conduce a una «fetichización» del objeto. El reciente fallecimiento de David Lynch a principios de 2025 abrió la puerta a una de las subastas más comentadas del año. Más de 450 objetos personales salieron a la venta por petición del propio Lynch. La colección era un retrato íntimo del artista: desde pequeñas esculturas surrealistas hechas a mano hasta electrodomésticos desgastados por el uso diario. La pieza estrella fue la silla del director, roja y con su nombre bordado. Esta fue vendida por 70.000 dólares en la subasta de Julien's Auction el pasado 18 de junio. Pero lo más valioso fueron los guiones originales, con tachaduras, anotaciones y dibujos al margen, que revelaban el proceso creativo de uno de los autores más enigmáticos del cine contemporáneo. El proyecto 'Ronnie Rocket', una obra inacabada de 1991 compuesta por 11 guiones comenzó vendiéndose por 50 dólares, pero cuando llegó el día de la subasta, debido a las apuestas previas por internet, iba por 20.000. Finalmente, incluyendo los impuestos, los guiones se vendieron por un total de 195.000 dólares. El guion de 115 páginas con revisiones del neo-noir 'Lost Highway' , de 1997 también llegó a los 195.000 dólares, seguido del de 'Mulholland', que se vendió por 104.000 dólares, y el de ' Twin Peaks ', con 'Northwest Passage', su título original, tachado a lápiz y corregido por el que conocemos. También se vendieron distintos lotes con los objetos culturales favoritos de Lynch: desde libros de la filmoteca española de 'Los proverbios chinos', de F. W Murnau, hasta la biografía 'Woody et moi'. Estos lotes han ido de 3.000 dólares hasta 22.000. Las tazas, vasos y demás cristalería han sido subastados desde 2.200 dólares hasta los 11.700 dólares, que fueron otorgados a una taza de Margaret Lanterman, de 'Twin Peaks'. Posters firmados a 10.000 dólares, una alfombra blanca y negra en zigzag por 25.000; dos fotografías de Marilyn Monroe por más de 16.000 dólares cada una; cabezas de ciervos disecados por otros 16.000; un quemador de incienso hecho por el propio Lynch por 32.000. Este fenómeno no es exclusivo. El coleccionismo se está convirtiendo en un deporte de estatus en el que cada vez más gente se suma a competir. Un guion por aquí, una taza por allá, hasta que la colección se convierte en una acumulación obsesiva que transforma los objetos en trofeos contemporáneos. Pero el mercado no se limita a Lynch. El 7 de octubre de 2025, en la ciudad de Newton-Le-Willows, la casa de apuestas Omega Auctions volverá a organizar la White Label Auction en beneficio de The BRIT Trust. Esta ya ha recaudado más de 16.000 libras para proyectos musicales y educativos en el Reino Unido. Entre los cientos de lotes figuran obras firmadas y un 'test pressing' original de 'Bohemian Rhapsody', que coincidiendo con su 50º aniversario, puede convertirse en el objeto estrella de la sexta edición. Donado por David Munns OBE, este vinilo se subasta con fines educativos y sociales: The BRIT Trust ha canalizado los fondos hacia la educación musical y el bienestar. No es la primera vez que esto sucede con Queen. En 2023, Sothesby's Londres presentó 'Freddie Mercury: A World of His Own'. Una colección de más de 1.400 objetos de Freddie Mercury salió a la venta por cerca de 39,9 millones de libras. En la primera noche solo se ofertaron 59 lotes, pero bastaron para generar 12,2 millones de libras, superando en 8 millones las

Jun 20, 2025 - 20:30
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Cuando lo cotidiano vale millones: el furor por las subastas de objetos icónicos de leyendas como Lynch, Queen y The Beatles
En una sala silenciosa de Beverly Hills, un martillo golpea la mesa con un sonido seco. Alguien en la penumbra acaba de pagar 35.000 dólares por una cafetera usada. Pero no es una cafetera cualquiera; es la que David Lynch utilizaba en su estudio. En ese mismo día, guiones originales escritos a mano por el cineasta se adjudicaron por 150.000 dólares cada uno. No se trata de caprichos excéntricos, sino de una tendencia cada vez más consolidada: el furor por las subastas de objetos personales de artistas que marcaron la época. En los últimos años, casas como Julien's Auctions, Sotheby's o Christie's han multiplicado los eventos centrados en figuras icónicas del cine, la música y el arte. Y el público responde con entusiasmo. Lo que antes se consideraban efectos personales, hoy es tratados como patrimonio cultural. Una taza, una capa, un manuscrito: cada objeto entierra una historia, un gesto cotidiano que, de repente, adquiere el aura de lo místico. Más allá de su función utilitaria o estética, estos objetos adquieren un valor simbólico que extiende su materialidad y se inscribe en una lógica social de prestigio y distinción. El sociólogo Pierre Bourdieu define el capital simbólico como «el conjunto de los recursos (prestigio, honor, reconocimiento) que un agente puede acumular y convertir en poder dentro de un campo social determinado». El coleccionismo no se limita a una práctica de conservación histórica o artística, sino que funciona como un mecanismo de diferenciación. Los coleccionistas compiten por la posesión de piezas raras o emblemáticas, que muchas veces conduce a una «fetichización» del objeto. El reciente fallecimiento de David Lynch a principios de 2025 abrió la puerta a una de las subastas más comentadas del año. Más de 450 objetos personales salieron a la venta por petición del propio Lynch. La colección era un retrato íntimo del artista: desde pequeñas esculturas surrealistas hechas a mano hasta electrodomésticos desgastados por el uso diario. La pieza estrella fue la silla del director, roja y con su nombre bordado. Esta fue vendida por 70.000 dólares en la subasta de Julien's Auction el pasado 18 de junio. Pero lo más valioso fueron los guiones originales, con tachaduras, anotaciones y dibujos al margen, que revelaban el proceso creativo de uno de los autores más enigmáticos del cine contemporáneo. El proyecto 'Ronnie Rocket', una obra inacabada de 1991 compuesta por 11 guiones comenzó vendiéndose por 50 dólares, pero cuando llegó el día de la subasta, debido a las apuestas previas por internet, iba por 20.000. Finalmente, incluyendo los impuestos, los guiones se vendieron por un total de 195.000 dólares. El guion de 115 páginas con revisiones del neo-noir 'Lost Highway' , de 1997 también llegó a los 195.000 dólares, seguido del de 'Mulholland', que se vendió por 104.000 dólares, y el de ' Twin Peaks ', con 'Northwest Passage', su título original, tachado a lápiz y corregido por el que conocemos. También se vendieron distintos lotes con los objetos culturales favoritos de Lynch: desde libros de la filmoteca española de 'Los proverbios chinos', de F. W Murnau, hasta la biografía 'Woody et moi'. Estos lotes han ido de 3.000 dólares hasta 22.000. Las tazas, vasos y demás cristalería han sido subastados desde 2.200 dólares hasta los 11.700 dólares, que fueron otorgados a una taza de Margaret Lanterman, de 'Twin Peaks'. Posters firmados a 10.000 dólares, una alfombra blanca y negra en zigzag por 25.000; dos fotografías de Marilyn Monroe por más de 16.000 dólares cada una; cabezas de ciervos disecados por otros 16.000; un quemador de incienso hecho por el propio Lynch por 32.000. Este fenómeno no es exclusivo. El coleccionismo se está convirtiendo en un deporte de estatus en el que cada vez más gente se suma a competir. Un guion por aquí, una taza por allá, hasta que la colección se convierte en una acumulación obsesiva que transforma los objetos en trofeos contemporáneos. Pero el mercado no se limita a Lynch. El 7 de octubre de 2025, en la ciudad de Newton-Le-Willows, la casa de apuestas Omega Auctions volverá a organizar la White Label Auction en beneficio de The BRIT Trust. Esta ya ha recaudado más de 16.000 libras para proyectos musicales y educativos en el Reino Unido. Entre los cientos de lotes figuran obras firmadas y un 'test pressing' original de 'Bohemian Rhapsody', que coincidiendo con su 50º aniversario, puede convertirse en el objeto estrella de la sexta edición. Donado por David Munns OBE, este vinilo se subasta con fines educativos y sociales: The BRIT Trust ha canalizado los fondos hacia la educación musical y el bienestar. No es la primera vez que esto sucede con Queen. En 2023, Sothesby's Londres presentó 'Freddie Mercury: A World of His Own'. Una colección de más de 1.400 objetos de Freddie Mercury salió a la venta por cerca de 39,9 millones de libras. En la primera noche solo se ofertaron 59 lotes, pero bastaron para generar 12,2 millones de libras, superando en 8 millones las estimaciones iniciales. Entre ellas, se encontraron el manuscrito original de 'Bohemian Rhapsody', vendido por 1,38 millones de libras; su emblemático piano Yamaha, por el que Mercury se inspiró para empezar a componer para Queen, por 1,74 millones de libras; la Puerta verde de Garden Lodge (la entrada a su hogar en Kensington) vendida por más de 400.000 libras; su capa y su corona se vendieron por 635.000 libras. Ante esta venta, la hermana de Freddie, Kashmira Bulsara , se sintió «profundamente devastada» al ver cómo objetos personales del músico salían a subasta. Decidió pujar discretamente a través de representantes anónimos, y gastó cerca de 3 millones de libras en recuperar recuerdos familiares importantes: un junkbox, una chaqueta militar, o páginas manuscritas de 'Killer Queen'. Brian May, guitarrista de Queen, expresó su desacuerdo con la subasta en Instagram, diciendo que el proceso le resultaba «demasiado triste»: no podía mirar la subasta y que ver esas pertenencias le resultaba doloroso. Sin embargo, Mary Austin, ex pareja y heredera principal, declaró que vender los bienes fue una decisión compleja pero necesaria: quería «cerrar ese capítulo especial» y ponía parte de las ganancias al servicio de causas benéficas vinculadas a la banda y la lucha contra el VIH. Sin embargo, el gesto de Mary no fue del todo bien visto por todos. Mientras algunos consideraron la subasta un acto de legado y generosidad, otros lo sintieron como una dispersión dolorosa de las piezas íntimas y significativas del artista. La fiebre por lo auténtico no puede detenerse sin que llegue a los Beatles. Este 19 de junio, la casa de apuestas RR Auction cerró la subasta 'Marvels of Modern Music', en la que se ofrecieron más de 400 piezas destacadas de la historia de la música: autógrafos, instrumentos y premios personales. El objeto líder de la subasta fue un EP autografiado por los Beatles de 'Magical Mystery Tour', obtenido en la fiesta de lanzamiento de la película en el Royal Lancaster Hotel de Londres, 21 de diciembre de 1967, que ha sido vendido por 32.000 dólares. Uno de los lotes más llamativos de la subasta fueuna carta manuscrita de Paul McCartney dedicada a John Lennon: un emotivo y lírico homenaje que el ex-Beatle redactó alrededor de 2005 en papel con su membrete personalizado 'Paul McCartney US'. En ella, McCartney reflexiona con calidez sobre su antiguo compañero de banda. Firmada con un sencillo pero sentido «Con cariño, Paul», la carta fue originalmente enviada a la revista Q y salió a la luz tras el cierre de la publicación, al ser encontrada en los archivos de Bauer Media, vendida por 28.000 dólares. Entre los objetos más excepcionales de esta subasta figuró un singular retrato de cuerpo entero dibujado a mano por John Lennon. El boceto es una caricatura de cuerpo completo de él y Yoko Ono, realizado durante el último viaje del músico a Japón en el verano de 1979, y fue dedicado a un joven monje budista llamado Shuji Okumura, quien trabajaba entonces en el templo Chion-in, en Kioto. El dibujo aparece en un ejemplar del libro 'An Atlas of Anatomy for Artists', de Fritz Schider, firmado por Lennon y acompañado también por la firma de Yoko Ono, quien escribió sus nombres en japonés. El propio Okumura compartió su historia en un artículo publicado en el diario Kyoto Shimbun el 8 de diciembre de 1983, coincidiendo con el tercer aniversario de la muerte de Lennon. En él, recordaba el encuentro con emoción: «Lennon parecía una persona serena y profundamente entregada a Yoko. Han pasado muchas celebridades por aquí, pero él brillaba entre todas». Ha sido vendido por 26.000 dólares. Fotos, autógrafos, discos, y entre objetos menos conocidos, una hoja original de papel membretado de Apple Electronics Ltd. Se trata de una hoja de 21x27 cm con el logotipo primitivo de Apple Corps (una manzana que asoma desde el borde superior) y la dirección original de la empresa, situada en el número 94 de Baker Street, Londres, antes de su traslado a Wigmore Street. El papel en blanco se ha subastado por 275 dólares. Estas subastas revelan mucho más que el valor económico de los objetos: nos confrontan con nuestra forma de relacionarnos con la memoria, la identidad y la cultura popular. El fervor por lo auténtico -sea una taza de Lynch, un manuscrito de Mercury o un dibujo de Lennon- expresa una necesidad colectiva de aferrarse a fragmentos del pasado. Pero tras la fascinación y las cifras millonarias, se dibuja una tensión compleja: lo que alguna vez fue un legado íntimo puede convertirse en un símbolo de estatus, y la línea entre homenaje y mercantilización se desdibuja. En ese proceso, el verdadero significado de los objetos corre el riesgo de perderse. Sin embargo, más allá de las controversias emocionales o las cifras astronómicas, estas subastas abren nuevas formas de vinculación con la cultura. Ya sea por nostalgia, admiración o inversión, el interés por lo auténtico sigue creciendo, y con él, la percepción de que el arte y la historia también pueden habitar en lo cotidiano.