#ZNCine – Especial La furgo, de Eloy Calvo

Hablamos con Eloy Calvo, director de La furgo, adaptación del cómic homónimo creado por Ramón Pardina y Martín Tognola.

Jun 20, 2025 - 21:20
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#ZNCine – Especial La furgo, de Eloy Calvo

Dirección: Eloy Calvo.
Guion: Mercè Sàrrias, Ramon Pardina
Música: Marc Parrot.
Fotografía: Anna Molins.
Reparto: Pol López, Martina Lleida, Richard Farré, Aimar Vega, David Bages, David Vert, Qlimet Pla, Isabel Rocatti, Paula Vives.
Duración: 88 minutos.
Productora: Teidees Audiovisual, RTVE, 3Cat.
Nacionalidad: España.

No es por presumir, pero soy el puto amo haciendo las cosas mal.

VIVO EN LA CARRETERA

En marzo de 2018 Ediciones La Cúpula publicaba La furgo, cómic creado por Ramón Pardina y Martín Tognola. La historieta orbitaba alrededor de Oso, hombre divorciado quien, tras sufrir un desalojo, se veía obligado a vivir en su furgoneta. Pardina realizó un libreto en el que el drama del protagonista estaba presente en todo momento pero que, sin embargo, no permitía a Oso revolcarse en su desgracia. El día a día de Oso combinaba alguna que otra chapucilla para poder comer caliente con otros momentos más tiernos desplegando su vasta imaginación junto a su hija. Esa cotidianidad nos permitía contemplar problemas como el de la vivienda, la precariedad laboral, pero también la prostitución o la ingente cantidad de turistas que infestan las calles de Barcelona. Tratando de hacer su particular agosto, Oso y sus amigos ofertan conocer la Ciudad Condal en furgoneta mientras comparten información de lo más particular.

La furgo se lee con una sonrisa, a pesar de que la situación de Oso no sea nada divertida. El destino parece haberle guardado un as bajo la manga al protagonista. En una fiesta, Oso conoce a Penélope con quien pronto forjará un vínculo de lo más especial al haber vivido esta en una caravana, siendo niña, recorriendo el mundo acompañada de su padre moribundo. Además, La Odisea de Homero siempre ha guardado conexión con el bueno de Oso. De los lápices se encargaba el mencionado Tognola realizando un trabajo notable que sabía dar vida tanto a la realidad de Oso como a su particular cosmos interior. El cómic se concede licencias que, su posterior adaptación, no podría ejecutar. Breaking Bad, Los 3 cerditos, The Walking Dead, Star Wars e, incluso, Thelma & Luise son homenajeados en páginas en las cuales predomina el color naranja. Aquellas viñetas que representan el pasado de los personajes, son entreramente elaboradas en blanco y negro.

Calvo se empeñó en trasladar el cómic de La furgo a largometraje de acción real. Como nos cuenta en la posterior entrevista, Ramón Pardina y Martín Tognola se entusiasmaron con la idea. Así pues, siete años después de que esta novela gráfica saliera a la venta, La furgo, siendo la propia ópera prima de Eloy, podrá verse en salas de cine desde este mismo 20 de junio. Calvo, apoyado en el guion del propio Pardina y Mèrce Sàrrias, capta el espíritu del cómic a la perfección y, lejos de profanar su legado, ofrece al espectador la misma historia pero con diferentes cimientos.

Rodada íntegramente en catalán, la película de La furgo cuenta con un Pol López en estado de gracia. Tras llamar la atención en Suro (Filmin) y en la miniserie Nos vemos en otra vida (Disney+), López está destinado a grandes cosas en los próximos años. Pol construye un Oso que, amando con locura a su hija, es incapaz de reconocer la situación en la que se encuentra. Dentro de la vulnerabilidad que desprende el personaje, el tono tan particular que tiene la cinta (heredada del cómic) nos sacará alguna que otra sonrisa e, incluso, carcajada. El entorno de Oso es de lo más variopinto. En una decisión práctica se ha decidido obviar y/o cambiar el pasado del conjunto de personajes periféricos que tiene Oso en su vida.

Eloy Calvo pone en valor la relación entre Oso y Violeta, su hija, por lo que todo rinde a partir de ahí. La música compuesta por Marc Carrot conmueve (precioso el tema principal titulado Roda) y la furgoneta, pese a ser un entorno reducido, no resulta agobiante en ningún momento. Si bien se simplifican unas cuantas cosas en favor de otras, la verosimilitud de la historia funciona bastante mejor en la película gracias al mayor acierto en el recorrido dramático del protagonista.

La furgo es una película pequeña, como lo es Pol López, y, sin embargo, ambos son mucho más grandes de lo que parecen a simple vista. Eloy Calvo ha demostrado que se pueden hacer buenas adaptaciones de cómic en este país sin la necesidad de abordar los superventas de turno. El resto del elenco, encabezado por Richard Farré (conocido por su reciente protagonista en Custodia repartida), seguido por la pequeña Martina Lleida, David Bages, Aimar Vega, David Vert, Isabel Rocatti, Paula Vives o Carmela Poch, desprendiendo naturalidad por los cuatro costados, están francamente bien.

La furgo nos propone una road movie urbana que pone sobre la mesa los peligros de la exclusión social. Sin necesidad de abordar la pornografía emocional, Calvo, Pardina, Pol López y compañía han conseguido dar forma a una producción que sabe dejar poso para la reflexión. En la misma jornada que se estrena 28 años después, deseamos la mejor de las suertes a La furgo, título que nos ha hecho volver a tener fe en la naturaleza humana pese a los tiempos tan oscuros que nos están tocando vivir. Se lo merece. Igualmente, deseamos la mejor de las suertes a Eloy, que amablemente nos atendió en las nerviosas jornadas previas a la premiere. Como buen amante al noveno arte que es, intuímos que no será La furgo su última adaptación comiquera. Lo mejor será que leais la entrevista que tuvimos el placer de realizarle.

ENTREVISTA A ELOY CALVO

ZONA NEGATIVA (ZN): ¿Qué tenía de especial La Furgo para que se convirtiese en tu primer largo de ficción? ¿Dirías que fue amor a primera vista?

ELOY CALVO (EC): Pues un poco sí, porque la historia es que yo fui al Salón del Cómic de Barcelona 2018, que es cuando se publicó el cómic, y yo no conocía los autores, ni el cómic, ni nada. La portada me llamó la atención: la furgoneta está bajo el agua con el padre y la hija… y la sinopsis también. Fue como una compra casi de estas impulsivas (risas). Lo leí, aparte se lee volando, y me puse en contacto con los autores porque pensé que había como el germen… como que había la semilla de una buena historia, unos buenos personajes… y que era factible trasladarla al cine. Entonces estaba buscando también proyectos que fueran de una escala adecuada para una primera película y La furgo me lo pareció. Inocentemente también, porque pensé unos cuantos actores, una furgo y cuatro calles de Barcelona y después se complicó todo, pero bueno (risas).

ZN: ¿Recuerdas que sensación te dejó esa primera lectura que hiciste del cómic?

EC: Sí, sí, sí. La primera lectura que hice me dejó como, ¿sabes aquello que has leído una historia que te atrapa por los temas que toca, pero que de alguna forma no eres ni consciente de que te está hablando de esos temas que tienen un pozo más dramático? La lectura del cómic era muy amena, incluso fantasiosa en muchos pasajes. Y claro, acababa de leer una historia que es mucho más dura de lo que me había parecido mientras la leía, porque tenía como mucha fantasía a nivel visual y muchas metáforas visuales también. Con un Martín Tognola que va llenando el cómic de esas imágenes, pero, claro, el trasfondo de la historia era mucho más dramático de lo que parecía a simple vista.

ZN: Ya nos has comentado cuándo se origina el chispazo (en esa visita al Salón del Cómic). Hablamos del año 2018. Para que se consolidara el proyecto y te dieran luz verde, ¿tuvieron que pasar muchas etapas?

EC: Claro, el tema es que yo cuando me presenté, les escribí a Ramón Pardina y a Martín. A ellos les pareció una idea muy emocionante: «¡Vamos a convertir el cómic en peli!». Les dije: «yo encantadísimo, pero, evidentemente, no tengo un músculo detrás, no tengo una productora con la que poder levantarlo directamente». Digo «tenemos que presentar el proyecto, adaptarlo un poco como a peli y buscar productora para levantarlo». Entonces eso fue durante un año, más o menos. Estuvimos buscando productora. Finalmente llegamos a Teidees, que es una productora que tiene mucha experiencia con series de animación. Y como ya de saque había un juego ahí con la mezcla de imagen real y algunas escenas de animación, para trasladar esas escenas fantasiosas del cómic a la película, pues Teidees como que también encajaron muy bien. Y, aparte, conocían el cómic ya también. Estaban buscando lo que sería para ellos, para la productora, una primera película de ficción y fue como un match perfecto porque, tanto por nuestra parte, les brindamos un proyecto que se podía, más allá de leer, un guión de cómic se podía ver como, casi, en un storyboard, como se dice. Ellos, pues, evidentemente vieron que podían encajar perfectamente.

ZN: Precisamente, como dices, tuvisteis la genial idea de animar varios momentos en los cuales la imaginación toma las riendas de la realidad, por decirlo de alguna forma. ¿Tuvisteis esto claro desde un primer momento? ¿Fue complicado de llevarlo a cabo?

EC: Sí que lo tuvimos claro desde un primer momento, porque no queríamos perder esta parte de fantasía que tenía el cómic, estas imágenes más fantasiosas u oníricas. Incluso momentos de gags visuales, que se alejan de la realidad, porque no queríamos ver una película de corte social típica y tópica, sino que queríamos añadirle este punto diferencial. Y sí que estaba ya pensado desde el principio, lo que pasa es que, evidentemente, tuvimos que ajustar mucho qué escenas animábamos, qué quedaba fuera, qué elementos dejábamos y qué escenas no podíamos hacer, porque el cómic, al final, lo aguanta todo según la habilidad del dibujante. Producir una escena de animación, es de mucha más envergadura. Claro, fue un proceso en paralelo al rodaje de la imagen real. Casi que lo primero que hicimos fue empezar a planificar las escenas de animación porque sabíamos que el calendario de producción iba a ser mucho más largo que el rodaje de imagen real. Lo estuvimos trabajando en storyboard, lo estuvimos planificando antes incluso de planificar las escenas de imagen real. Con lo cual, tuvimos que, después, en la postproducción, casarlo todo en el montaje, a medida que iban llegando las escenas animadas. Evidentemente, fue un proceso largo.

ZN: Gracias a Suro, de Mikel Gurrea y la miniserie Nos vemos en otra vida, el nombre de Pol López ya es conocido más allá de Cataluña. Pol carga con el peso de La Furgo, ¿cómo de importante fue su elección para que la peli funcionara?

EC: Yo diría que central. Tenía un peso absoluto, Pol, y su presencia ahí… Aparte, desde unos inicios, Pol se brindó mucho de su parte para aportarle al personaje, para darle forma al personaje también. De ver qué es lo que le ocurría a ese personaje, qué es lo que tenía en la cabeza para estar encerrado como en esa furgoneta y que eso fuera como su último refugio antes de verse en la calle. La verdad es que, claro, tener a Pol siendo la primera película como director es un regalo porque tú le pides y Pol te lo da y te lo da diez veces más de lo que le has pedido y te regala muchos momentos que, incluso, en rodaje, quizá no eres capaz de verlos todos, pero después en la sala de montaje sí que ves pequeñas miradas, silencios, gestos que hace, que se te han pasado por alto en el día de rodaje y que después, en montaje, es la gracia de ese momento o de esa escena.

ZN: ¿En qué dirías que se parece y en qué dirías que se diferencia el Oso del cómic al de la película?

EC: Primero de todo hay una cuestión de tamaño (risas).

ZN: Sí, porque Pol es muy buen actor, pero es bajito.

EC: Exacto, sí, sí. Nosotros teníamos la broma de que decíamos que Pol es muy grande en el buen sentido (risas). Aparte del gag visual del cómic, en el que él es más grande, aquí el personaje de Oso lo traducimos como alguien que está más encerrado, quizá en esa mesa que hiberna, ese oso que se pone en esa cueva. Eso nos permitimos seguir con la metáfora, pero, a veces, el personaje de Oso en el cómic tiene un punto demasiado… Bueno, que le dirías «tío, ponte las pilas».

ZN: Más despreocupado, quizás.

EC: Sí, más despreocupado. Hay un momento, en el cómic, que Oso consigue dinero y se lo gasta todo yendo a un hotel con la chica. En la peli eso no nos funcionaba. Nos dimos cuenta de que eso, igual en el cómic, que es un lenguaje que se lo permite, quizá un poco más más directo, no sé si decir explícito…. No se va por tantas vueltas. Quizá, eso en imagen real, lo que producía en el espectador es que no se empatizace con el personaje. Entonces ahí tuvimos que medir un poco más como era Oz, como era su personalidad para que sí que entendientas que está en un momento complicado de su vida, pero que, aún así, quieras seguir viendo qué le ocurre o empatizando con él, también.

ZN: Hablando de complicaciones, más allá del largo proceso de animación ¿cuál fue el principal obstáculo al que te enfrentaste en el rodaje?

EC: La complicación que tuvimos en el rodaje de imagen real, en sí, fue que, evidentemente, rodábamos en una furgoneta real. Solo teníamos una para rodar escenas exteriores, escenas interiores… Esa furgo era muy pequeña. A la que se metían cuatro o cinco personas ahí, era como una estufa y, también, el segundo día de rodaje dejó de funcionar. Entonces, claro, en el momento en que te dicen «mira Eloy, es que la furgo no funciona», dices «bueno pues ya está, el sueño de hacer una película era bonito, ha durado dos días, pero no podemos terminar la peli si la furgo no funciona».
Durante la primera semana de rodaje la furgo estuvo sin funcionar unos días, pero al final se arregló y, por suerte, aguantó todo el rodaje. Eso fue uno de los retos, porque la furgo es súper antigua, tiene más de 34 años.

ZN: ¡Ostras!

EC: Sí, sí. Además rodamos la peli muy rápido, en 19 días. La furgo tiene muchísimas localizaciones y eso fue complicado a nivel de gestionar, a nivel de plan de rodaje, a nivel de producción, de gestión de las localizaciones y de los tiempos con los que teníamos que rodar las escenas que al final teníamos que ir bastante a saco. Pero, bueno, ese era el diseño, ese era el presupuesto que teníamos para rodar la peli y ese fue el reto también, poder terminarla en ese tiempo.

ZN: La Furgo trata temas como el problema de la vivienda o la precariedad laboral. Pese a su temática social y el drama interno del protagonista, la historia no abraza la tragedia como podría hacer Ken Loach sino que deja lugar a la esperanza. Tiene un componente luminoso, podríamos decir. Eloy, ¿cuál es el mensaje que has tratado de lanzar al público?

EC: Pues es cierto lo que me comentas. El tema de no abrazar el drama o, no sé si decir, melodrama en algún momento, pero porque no queríamos destrozar al espectador. Queríamos hablar de temas sociales que son complicados, son complejos, son de actualidad absoluta, tristemente, pero no queríamos que la gente saliera de la sala de cine hecha polvo. Hay gente que me ha dicho que sí que sale hecha polvo de la película, pero podría haber salido peor. Entonces, a diferencia del cómic, que se queda como en suspensión, como casi en un punto y aparte, aquí queríamos darle un final cerrando la historia. Cerrando un poco el momento vital que está viviendo Oso. Tiene que abrir nuevos capítulos. Entonces el mensaje que queríamos lanzar es que, quizá, a veces, el orgullo no nos deja ayudarnos o no nos deja pedir ayuda y eso, para mí, me parece que es importante por el hecho de que si te quedas en el margen o si te quedas en alguna situación complicada, lo primero de todo es intentar tender puentes con la gente que tienes alrededor para intentar buscar ayuda. Y si quemas estos puentes, es cuando realmente te vas a quedar solo. Eso es una parte que sí que me da respeto y miedo. Pasar una mala racha y que te quedes realmente solo.

ZN: Sin entrar en excesivos spoilers, el final de la peli cambia con el del cómic. ¿Consideras más optimista tu adaptación?

EC: Yo creo que sí, que hay un poco más de luz en la película que en el cómic. Pero bueno, fue uno de los debates que tuvimos muy al principio con Ramón Pardina, guionista que también era guionista del cómic. Yo le dije, «Ramón, creo que esta historia hay que cerrarla, de alguna forma, en la película o darle un cierre». No quiero decir cerrarla porque la vida de Oz no está solucionada, pero sí que darle un final al espectador, como una sensación de que algo ha cambiado, de que ha habido un pequeño gesto, un pequeño intento de cambio, o que, a partir de ahí, quizás las cosas, si se lo curra o si no se despista, si Oz no pierde un poco el camino, le pueden ir mejor también. Y eso estaba buscado desde el principio, porque, bueno, esto enlaza con que yo hace tiempo, en la época que me leí el cómic, estaba vinculado, colaborando con Arrels Fundació, que es una fundación que trabaja con la gente sin techo en Barcelona, e hice un documental que se llama Housing First, que es el hecho de abordar los problemas de la gente sin techo, brindándoles desde el primer momento un sitio donde dormir. Una vez tienes un sitio donde dormir, donde tienes tu espacio seguro, a partir de ahí puedes empezar a rehacer tu vida. Yo creo que eso se me quedó grabado en el hecho de que si no tienes un sitio al que llamar casa, donde descansar de alguna forma, va a ser muy difícil poder salir de una situación complicada en la que estés y, de alguna forma, yo creo que eso impregnó toda la historia. De ahí que veamos que, al final, el personaje hace un paso, sin ser más explícito.

ZN: Personalmente, me parece una decisión muy acertada ese cambio en el final que sirve para sacar al personaje de la espiral en la que se encuentra.

EC: A mí me gustó el cómic pero cuando leí la última página me enfadé. «Joder tío, haz algo, me cago en Dios» (risas).

ZN: El hecho de contar con Ramón Pardina en la escritura de guion, ¿facilitó las cosas a la hora de llevar a cabo la adaptación o, al ser uno de los padres de la criatura original, le costaba desprenderse de su juguete?

EC: No, no, no. Además no solo con Ramón, sino que también mantuvimos a Martin (Tognola) en el proyecto y Martín también estuvo aportando ideas para la animación. Incluso el mural que sale al final de la peli en la pared está dibujado por Martín de puño y mano. Realmente, siempre quise mantenerlos dentro del proyecto para que no sintieran que me quedaba con su hijo y hacía lo que quería con él, siempre respetando el material original. La verdad es que Ramón, aunque en algún momento sí que él sufrió por ver como esta reescritura de algo que él había escrito, sí que es cierto que también disfrutó de reescribir escenas que quizá en el cómic no están, no aparecen, y aquí las expandimos. Como son las entrevistas de trabajo, como son algunos encuentros con otros personajes, que él se permitió como explorar otros aspectos de esa historia que en el cómic no aparecían.

ZN: Uno de esos personajes que gana enteros en la película es Violeta, permitiendo desarrollar más la relación entre padre (Oso) e hija. ¿Cómo de complicado resultó trabajar con una niña tan pequeña como Martina Lleida? ¿Qué hay de verdad, Eloy, en aquello que dijo Hitchcock de “nunca trabajes con niños ni con animales”?

EC: Correcto (risas). Hay algo de verdad, pero, evidentemente, con mucho amor y cariño. Yo soy padre, también, de un crío de 6 años y soy consciente de que los niños se cansan rápido y todo tiene que ser, un poco, un juego. Un rodaje no es un entorno natural para un niño, ahí la gente está estresada, tiene que cumplir un horario. Tenemos que conseguir rodarlo todo en el tiempo indicado y un niño, pues, puede desestabilizar. Pero con Violeta lo que sí que estuvimos haciendo fue trabajar con una coach infantil de actores que lo puso muy fácil a nivel de ayudar a que Violeta, en el momento que teníamos que rodar, estuviera como metida en el personaje. Si se olvidaba alguna línea, cuestiones más prácticas, como darle la entrada a una réplica o lo que fuera, pues poder ayudarla también. En este sentido, por eso con Violeta fue bastante fácil, porque ella sí que es verdad que tenía al guion súper bien aprendido y, de hecho, lo complicado era que si le quería cambiar alguna línea de diálogo no me dejaba (risas). Me decía, «no, no, no, que tengo que decir esto» y yo «ya, ya, pero es que tenemos que cortar dos líneas de diálogo porque si no, no nos da tiempo de rodar la escena», y ella «¿ahora que hago?» «¡pues sáltatela!», y entonces se enfadaba porque no quería saltarse ni una coma (risas).

ZN: Volviendo al reparto, Richard Farré interpreta a Litus, policía amigo del protagonista. ¿Por qué, a diferencia del cómic, decidisteis no mostrar el origen de la amistad entre ambos?

EC: Bua, pues es una escena que, la verdad, me sabe fatal haber perdido, pero que por cuestiones de producción no pudimos meterla. Es una de las escenas que cayó y a mí me hacía mucha gracia el momento en que Litus le iba a dar la noticia del desalojo y como acababan borrachos en el piso. Mira, lástima, lástima… no pudimos meterla porque no encajaba con el plan de rodaje. A veces hay decisiones que son muy prácticas y otras que son más dramáticas y esta era una decisión muy práctica (risas).

ZN: Todo el plantel está a muy buen nivel. ¿Conseguiste todos los cromos que querías o hubo alguno que se te resistió?

EC: ? No, de hecho hubo sorpresas muy bonitas como la participación de David Bages en ese papel del jefe de Repinstant, que es la última persona que quieres que te contrate. David Bages es un monstruo también de la actuación y tenía muchísimas ganas de poder tener a Pol López y David Bages en un despacho. Ese día de rodaje fue muy divertido, nos lo pasamos muy bien y entre ellos dos también jugaban. Entonces aportaron cosas a los personajes y, al momento, ya me parecía
increíble. Del resto de actores tuve sorpresas muy bonitas porque había actores que no conocía. Fue junto a la directora de casting que propuso nombres. Vimos castings y, realmente, encontramos gente muy chula. Carmela Poch, que hace un papel pequeño también (el de Penélope), pero fue muy bonito poder trabajar con ella también.

ZN: De la banda sonora se encarga Marc Parrot, a quien quizá alguno de los lectores recuerde como El Chaval de la peca. ¿Qué nos puedes contar de vuestra colaboración?

EC: Yo a Marc lo conocía, evidentemente, por lo que comentas tú también, y después su faceta como cantautor. Al conocerlo, porque había trabajado antes con Teidees también, él pues nos pusimos a hablar de la peli, de ver referentes de música que nos imaginábamos y pensamos que, bueno, que encajamos muy bien y que podía funcionar. Ya cuando tuvimos la peli rodada, le pasamos un corte a Marc con la propuesta de los sitios donde yo me imaginaba que habría música también. Fue un aprendizaje muy, muy, chulo porque, claro, al ser mi primera peli, a cualquier director le pasa, quieres mucho de todo. «¿Quieres música» «sí, mucha». Entonces se había hecho una propuesta donde había mucha más música en la película, pero también lo que estuvimos trabajando con Marc fue dónde poner música y dónde no poner música. También como decisión de que eso también aporta dramáticamente y que seguramente pues ayuda, que le da más peso a los momentos donde sí hay música también más. Y eso fue un aprendizaje que que hice yo codo con codo con Mark y que fue muy bonito de ver. Cómo iba dándole forma a la música de la peli y también un reto porque juega con tonos muy diferentes también.

ZN: Pese a ser una película ambientada en Barcelona, no vemos lugares icónicos de la ciudad condal. Si bien el contexto de Oso es otro, al hacer los tours con la furgo, en el cómic, aparecían sitios más que reconocibles. El hecho de no llevarlo a pantalla, ¿fue algo premeditado?

EC: Mira, pues vuelvo a lo mismo. Estaba escrita esa escena del tour y me hacía mucha gracia, pero, logísticamente, también cayó. En la peli vemos cómo están empezando a imaginarse que van a hacer lo de los tours. En el cómic es lo mismo pero, al final, tienes páginas y, si el dibujante lo puede dibujar, eso es más fácil. Producirlo en una peli y rodarlo es más complicado yendo por el centro de Barcelona robando con una furgo tan antigua. Aún así, sí que es verdad que una vez que tuvimos claro que esa escena del cómic caía, sí que apostamos porque no hubiera elementos reconocibles de Barcelona. Casi como una apuesta de decir, es una peli que ocurre en Barcelona, pero podría ocurrir un poco en cualquier ciudad grande española. No queríamos focalizarla en un único paisaje o que fuera muy reconocible. También para huir de esa postal de Barcelona turística, donde vemos un skyline típico. Queríamos que la peli fuera muy a nivel del suelo, de la calle que pisamos todo los días y que la complicación está así de calle, en los barrios populares que visita también, donde puede como refugiarse un poco.

ZN: Salvando las distancias, como hizo Iñárritu en Biutiful.

EC: Sí, lo que pasa que es verdad que cuando fuimos a localizar por ciertos barrios de Barcelona, descartamos algunos barrios porque eran, por así decirlo así, un poco demasiado en los márgenes. Entonces, al tener un tono que nos permitía nos permitía tratar temas dramáticos, pero sin llevarlo a un dramatismo excesivo, había barrios que ya decíamos «hostias, es que aparcar la furgo aquí y que se quede a dormir con la hija es otra historia». Quizás nos acerquemos más a Biutiful que al universo de La furgo. Tuvimos que seleccionar barrios que, dentro del paisaje de Barcelona, no fueran muy excesivamente complicados, que fueran barrios populares, simplemente, que se hace vida, pero que no son turísticos.

ZN: De todo el rodaje, ¿cuál es el momento del que guardas mayor cariño?

EC: ¿El momento del que guardo mayor cariño? ¡Buena pregunta! Porque como fueron
tantos días fue que lo siento como en un pack (risas). Pero hubo momentos, claro, muy bonitos. De hecho, fue muy emotivo cuando rodamos la última escena de Martina, de Violeta. También porque ella lo vivió de forma tan intensa, que al ella terminar el rodaje y, aún quedaban algunas jornadas, nos hizo
dar cuenta de que se estaba terminando la peli. Se estaba terminando el rodaje y, de alguna forma, yo había ido con el piñón fijo rodando sin parar. Tuvimos muchos momentos interesantes, muchos momentos bonitos, pero, en ese momento, claro, fue una niña que te desarma, y ella, en ese momento, estaba súper emocionada porque terminaba de rodar su primera peli. Y fue un momento, yo creo, que muy bonito a nivel del equipo, porque nos hizo dar cuenta de que era algo emocionante, más allá que un trabajo para mucha gente del equipo y que era una cosa bonita que estábamos haciendo todos juntos.

ZN: En lo personal, Eloy, si pudieses adaptar otro cómic, ¿cuál sería?

EC: Jaja!! Otra pregunta del millón, porque hay muchos. Tengo el foco puesto en uno que he presentado para un lab de desarrollo que sería bonito que viera la luz. No es muy conocido, pero, bueno, igual es interesante si le damos un poco de cariño. Este cómic se ha publicado en Cataluña y se llama Heura. Es de la Màriam Ben-Arab y del Volker Schmitt. Es un cómic que recoge las publicaciones hechas en el Cavall Fort que se han hecho durante varios años y ahora están trabajando en la novela gráfica de este mismo personaje, que la he podido leer en primicia, aunque no se ha terminado aún. La idea es que sería muy bonito poder hacer la adaptación a película íntegramente de animación de este cómic. Ojalá pase porque estamos ahí empezando a mover ficha para que pueda hacerse y, si no, aparte, mira, si esto a lo mejor no te va a bien porque es una cosa que aún está como en marcha y que no está incluso publicado. Hay un cómic que leí a principios de año que me gustó mucho el de… El Nirvana no está aquí, creo que se llama de Astiberri, y la historia me gustó mucho. Tiene como una historia de género negro, pero con unos protagonistas adolescentes, como en una barriada así de Berlín, que, esto, quizás se tendría que localizar ahí, y que es una historia que me gustó mucho como por la frescura que tenía y la manera de explicarla y narrarla.

La furgo

ZN: Vale, de Mikael Ross. Ahí lo apuntamos

EC: Eso es.

ZN: Eloy, seguimos de celebración en Zona Negativa por nuestro 25 aniversario. Además de La Furgo, ¿qué cómic que hayas leído recientemente recomiendas a nuestros lectores?

EC: Lo primero, ¡felicidades!. ¿Sabes lo que pasa? Ahora soy padre de, recién, otro bebé y leo poco, pero tengo aquí una lista para estos momentos (espera, que te la estoy buscando porque me gusta apuntarlo todo). Anda, pues mira, igual es una obviedad, pero disfruté mucho de El viaje de Shuna, de Miyazaki, que no lo había leído. Me pareció algo muy curioso porque es entre un cómic y una especie de narración gráfica casi para vender una idea de una peli que tenía en la cabeza. Propiamente no parece un cómic, parece como un álbum ilustrado. Está aquí todo el germen, todo eso que, imagino, tiene Miyazaki en la cabeza sobrevolándole en cada película y en toda su filmografía. La verdad es que no me esperaba, para nada, hacia donde va la historia. Al principio pensé que reconocía todos los códigos de Miyazaki pero después la historia va a unos sitios más oscuros. Le estaba leyendo el cómic a mi hijo hasta que me di cuenta y dije «un momento, quizá por aquí no» (risas). Me gustó mucho.

ZN: Para terminar, ¿qué nos puedes contar de tus próximos proyectos?

EC: Mis próximos proyectos, la verdad, están en fase de desarrollo y, espero, La furgo les pueda dar un empujón. Esperemos que, entre los que te he comentado (bueno, Heura sí que está en proceso de desarrollo) y sí que hay un guion de un thriller que escribí con un colega guionista. Está ambientado en una emisora de radio, que pasa casi en tiempo real y me gustaría darle forma. Después de rodar una peli con tantas localizaciones en las calles de Barcelona, quiero algo más contenido (risas).

ZN: Pues nada Eloy, muchas gracias por todo.

EC: Al contrario. Muchas gracias a tí por el interés y por la entrevista.