Cuando un millonario gastó su fortuna y su vida haciendo la película de terror más rara del mundo que nadie vio
La historia del cine está llena de genios que lo dieron todo por un sueño. En la mayoría de los casos estas historias se enaltecen y engrandecen al individuo, con directores como Stanley Kubrick que hizo obras maestras a costar de hacerle la vida difícil a los que estaban a su alrededor. ¿Pero qué pasa cuando al final de todo el proceso el loco artista ni siquiera obtiene su recompensa? Pues es lo que le pasó a Andrew Getty, un director que sería raro que te sonase, porque en su filmografía solo tiene un largometraje estrenado en 2017, y fue un trabajo postumo estrenado dos años después de su muerte. Como cineasta Getty tiene un perfil fascinante, en parte porque nunca lo fue. El trabajo de su vida fue a la vez su único legado y su experiencia formativa haciendo películas. Getty era millonario, uno de los herederos del imperio petrolero de Jean Paul Getty, quien llegó a ser el hombre más rico del mundo a mediados del siglo XX. Era también un poco la oveja negra de la familia. No tenía ninguna intención de meterse en el negocio familiar, y no parecía tener muchas afinidades con sus parientes. En su lugar, se le metió entre ceja y ceja que quería ser director de cine de terror. Quería materializar las pesadillas tan intensas que vivía desde pequeño. El problema es que Getty no había ido a ninguna escuela de cine. No se codeó con los mejores cineastas del momento para que le enseñaran, o estudió los entresijos de un rodaje por su cuenta de ninguna manera ni quiso ayuda de profesionales. No, Getty solo tenía una visión muy clara, una cantidad obscena de dinero y una galopante adicción a la metanfetamina. En Xataka Para que 125 aviones y 14 bombas llegaran a Irán, EEUU utilizó una de las tácticas más antiguas de la guerra: la perfidia 15 años que culminaron una obsesión Así comenzó un proceso de creación que se alargó 15 años. Los primeros cinco se invirtieron en un rodaje mal planificado durante el que reescribió incesantemente el guion, construyó él solo animatrónicos y decorados en el desierto sin ninguna experiencia, y vio a actores ir y venir. El más presente fue Frederick Koehler, actor protagonista y quien con los años ha asegurado que sabía estar interpretando a una versión oscura de Getty. La trama no tenía mucho sentido, pero giraba alrededor de un hombre solitario con un demonio interno que se le materializaba en el espejo y le hacía matar gente. Incluso cuando el rodaje terminó, quedaba aún mucho trabajo por delante. 'The Storyteller', como se llamó inicialmente el proyecto, era un desastre sin pies ni cabeza, extremadamente dependiente de los elaborados efectos visuales que Getty tenía en mente. El proceso que lo acabó consumiendo fue la edición. Convirtió uno de los cuartos de su mansión en un laboratorio de postproducción, donde además de darle forma al complejo metraje creó nuevas secuencias de efectos prácticos siempre que podía. Su único aliado en este proceso fue Michael Luceri, su productor y quizás su único amigo personal en aquel momento. En 2015, tras años de abuso de sustancias y estar completamente desnutrido, Getty fue encontrado sin vida en su casa. Ni siquiera había podido terminar el proyecto de su vida, que en un intento de honrar su legado, fue retomado por Lucieri y terminado dos años más tarde. En entrevistas, Lucieri calcula que Getty gastó cinco millones de su fortuna en el proceso, y se lamenta de que el mundo del cine no pudiese verlo evolucionar como cineasta. La mayor ironía es que cuando salió en 2017 fue rápidamente abandonada al pozo del streaming. Se renombró a 'The Evil Within' en el último momento para intentar capitalizar en el éxito del videojuego homónimo y pasó a formar parte del catálogo de Prime Video en Estados Unidos (en España se mantiene sin editar), donde es poco más que una rareza para aquellos conocedores de la historia que le precede. Los críticos la tildaron de desastre hipnótico, y no son pocos los que se refieren a ella como una 'The Room' del terror. Quizás el mayor consuelo que podría llevarse Getty es que se ha convertido en una suerte de cinta de culto, con una comunidad pequeña pero fascinada de una película que consideran original e inventiva como pocas. En Espinof | Martin Scorsese le debe su vida a Robert De Niro, y también la creación de una de sus obras maestras En Espinof | Keanu Reeves "solo" ha tenido 721 víctimas en pantalla en toda su filmografía como héroe de acción. El que tiene más no se anda con chiquitas - La noticia Cuando un millonario gastó su fortuna y su vida haciendo la película de terror más rara del mundo que nadie vio fue publicada originalmente en Espinof por Miguel Solo .

La historia del cine está llena de genios que lo dieron todo por un sueño. En la mayoría de los casos estas historias se enaltecen y engrandecen al individuo, con directores como Stanley Kubrick que hizo obras maestras a costar de hacerle la vida difícil a los que estaban a su alrededor. ¿Pero qué pasa cuando al final de todo el proceso el loco artista ni siquiera obtiene su recompensa?
Pues es lo que le pasó a Andrew Getty, un director que sería raro que te sonase, porque en su filmografía solo tiene un largometraje estrenado en 2017, y fue un trabajo postumo estrenado dos años después de su muerte. Como cineasta Getty tiene un perfil fascinante, en parte porque nunca lo fue. El trabajo de su vida fue a la vez su único legado y su experiencia formativa haciendo películas.

Getty era millonario, uno de los herederos del imperio petrolero de Jean Paul Getty, quien llegó a ser el hombre más rico del mundo a mediados del siglo XX. Era también un poco la oveja negra de la familia. No tenía ninguna intención de meterse en el negocio familiar, y no parecía tener muchas afinidades con sus parientes. En su lugar, se le metió entre ceja y ceja que quería ser director de cine de terror. Quería materializar las pesadillas tan intensas que vivía desde pequeño.
El problema es que Getty no había ido a ninguna escuela de cine. No se codeó con los mejores cineastas del momento para que le enseñaran, o estudió los entresijos de un rodaje por su cuenta de ninguna manera ni quiso ayuda de profesionales. No, Getty solo tenía una visión muy clara, una cantidad obscena de dinero y una galopante adicción a la metanfetamina.
15 años que culminaron una obsesión
Así comenzó un proceso de creación que se alargó 15 años. Los primeros cinco se invirtieron en un rodaje mal planificado durante el que reescribió incesantemente el guion, construyó él solo animatrónicos y decorados en el desierto sin ninguna experiencia, y vio a actores ir y venir. El más presente fue Frederick Koehler, actor protagonista y quien con los años ha asegurado que sabía estar interpretando a una versión oscura de Getty. La trama no tenía mucho sentido, pero giraba alrededor de un hombre solitario con un demonio interno que se le materializaba en el espejo y le hacía matar gente.
Incluso cuando el rodaje terminó, quedaba aún mucho trabajo por delante. 'The Storyteller', como se llamó inicialmente el proyecto, era un desastre sin pies ni cabeza, extremadamente dependiente de los elaborados efectos visuales que Getty tenía en mente. El proceso que lo acabó consumiendo fue la edición. Convirtió uno de los cuartos de su mansión en un laboratorio de postproducción, donde además de darle forma al complejo metraje creó nuevas secuencias de efectos prácticos siempre que podía. Su único aliado en este proceso fue Michael Luceri, su productor y quizás su único amigo personal en aquel momento.
En 2015, tras años de abuso de sustancias y estar completamente desnutrido, Getty fue encontrado sin vida en su casa. Ni siquiera había podido terminar el proyecto de su vida, que en un intento de honrar su legado, fue retomado por Lucieri y terminado dos años más tarde. En entrevistas, Lucieri calcula que Getty gastó cinco millones de su fortuna en el proceso, y se lamenta de que el mundo del cine no pudiese verlo evolucionar como cineasta.
La mayor ironía es que cuando salió en 2017 fue rápidamente abandonada al pozo del streaming. Se renombró a 'The Evil Within' en el último momento para intentar capitalizar en el éxito del videojuego homónimo y pasó a formar parte del catálogo de Prime Video en Estados Unidos (en España se mantiene sin editar), donde es poco más que una rareza para aquellos conocedores de la historia que le precede. Los críticos la tildaron de desastre hipnótico, y no son pocos los que se refieren a ella como una 'The Room' del terror. Quizás el mayor consuelo que podría llevarse Getty es que se ha convertido en una suerte de cinta de culto, con una comunidad pequeña pero fascinada de una película que consideran original e inventiva como pocas.
En Espinof | Martin Scorsese le debe su vida a Robert De Niro, y también la creación de una de sus obras maestras
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Cuando un millonario gastó su fortuna y su vida haciendo la película de terror más rara del mundo que nadie vio
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por
Miguel Solo
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