Una soltera huye aterrada de ‘First Dates’ tras conocer a su cita: «¡No quiero ir a la mesa!»
Saber con claridad lo que uno busca —y lo que no— en el amor es fundamental. Tener definidos estos límites ayuda a evitar malentendidos y momentos incómodos. Sin embargo, esto no quiere decir que sea sensato descartar a alguien a los pocos minutos de conocerle. La primera impresión rara vez revela toda la historia. Puede ... Leer más

Saber con claridad lo que uno busca —y lo que no— en el amor es fundamental. Tener definidos estos límites ayuda a evitar malentendidos y momentos incómodos. Sin embargo, esto no quiere decir que sea sensato descartar a alguien a los pocos minutos de conocerle. La primera impresión rara vez revela toda la historia. Puede que alguien no te atraiga físicamente al principio, pero nunca se sabe lo que podría surgir. Quizás hasta se trate del gran amor que esperabas.
Eso es justo lo que no pudo comprobar Roberto (53 años), quien abandonó el programa First Dates tal como llegó: sin pareja. Este estilista italiano, que lleva más de veinte años residiendo en Barcelona, ha vivido intensamente el amor, con relaciones que le marcaron profundamente. Aunque en el pasado fue algo mujeriego, ahora busca estabilidad. Incluso está abierto a formar una familia.
Un perfil romántico con aspiraciones claras
Roberto ha decidido confiar en los expertos para encontrar a su media naranja. Durante su participación en el programa, compartió con Carlos Sobera (64 años) qué tipo de compañera busca:
«Quiero a una persona que le guste el arte, la cultura, el deporte, que le guste comer porque adoro cocinar…», reveló. Además, destacó lo que él mismo puede aportar a una relación: «Sé cocinar, la puedo hacer más bella y la puedo aconsejar.»
Sin embargo, no tuvo oportunidad de demostrar nada de eso. Esther (51 años), su cita y también peluquera en Barcelona, optó por no participar en la cena. Desde el primer momento dejó claro que no era lo que esperaba. Aunque se mostró correcta en el trato, no dudó en rechazar la velada tras apenas cruzar miradas con Roberto.
Un ‘no’ rotundo desde el primer minuto
«No es mi tipo», confesó Esther a las cámaras. Incluso bromeó diciendo: «¿De qué vamos a hablar? ¿De peines?» No está claro si fue la profesión de Roberto o su apariencia lo que no le convenció, pero cuando Carlos Sobera les invitó a sentarse, ella se negó categóricamente: «No quiero ir a la mesa», dijo sin mirar a su cita, con una mezcla de nerviosismo y alivio en el rostro.
Al principio se pensó que era una broma. Sin embargo, el tiempo demostró que hablaba completamente en serio. Cuando el presentador le pidió alguna explicación, Esther fue directa: «Yo es que no voy a ir. Ya lo veo de entrada. No voy a quedarme para… Lo veo rápido ya últimamente.»
Decisión firme y sin arrepentimientos
Más adelante, explicó ante las cámaras que simplemente no sintió ninguna conexión: «No me apetece cenar con él. Te lo digo ya.» Ante la negativa, Roberto reaccionó con educación y dignidad, deseándole lo mejor sin perder la compostura, aunque evidentemente se sintió decepcionado. Incluso Carlos Sobera intentó animarle con un comentario final a Esther: «Te pierdes mucho, a él y al mojito.»
La experiencia reciente de Esther en el amor no fue positiva, y desde entonces se ha propuesto no perder el tiempo. «Por eso ahora tengo tan claro qué es lo que quiero y lo que no quiero», afirmó con firmeza. Aunque se sintió algo culpable, encontró consuelo en haber sido honesta consigo misma.
Un rechazo que deja huella
Después de la marcha de Esther, Carlos intentó consolar a Roberto como pudo. Ambos trataron de entender las razones de la negativa, aunque sin llegar a ninguna conclusión concreta. Unos minutos más tarde, el estilista expresó su frustración frente a las cámaras: «Pienso que a lo mejor ha venido justo para hacer una escena tan patética como esa.»
Pese al mal rato, Roberto se despidió con una invitación para volver al programa. Se fue con la cabeza en alto, reafirmando sus valores: ser «una persona respetuosa, educada y amable», algo que, según él, no todos pueden decir.