Los “ingresos descomunales” de los pisos turísticos en Palma y Barcelona
Las viviendas turísticas en Palma “obtienen ingresos descomunales durante períodos pico cortos, pero permanecen prácticamente vacías fuera de temporada”. Así lo defiende un estudio de Rent Economics, que sitúa a la capital balear como la ciudad española donde más se gana alquilando inmuebles a través de plataformas como Airbnb. Tal y como recoge Última Hora, […]

Las viviendas turísticas en Palma “obtienen ingresos descomunales durante períodos pico cortos, pero permanecen prácticamente vacías fuera de temporada”. Así lo defiende un estudio de Rent Economics, que sitúa a la capital balear como la ciudad española donde más se gana alquilando inmuebles a través de plataformas como Airbnb.
Tal y como recoge Última Hora, la facturación de los pisos turísticos ronda, de media, los 48.100 euros brutos al año, lo que supone unos 4.000 euros al mes. Se sitúa por encima de otros destinos importantes como Barcelona (47.000), Ibiza (41.500), Málaga o Sevilla (ambas con 32.000).
No obstante, la rentabilidad de estos alojamientos no va en línea con la ocupación anual. En Palma, la media es del 70%, por debajo de otras grandes ciudades. Pese a ello, los altos precios en temporada alta, con una tarifa media de 229,36 euros por noche, permiten a los propietarios obtener beneficios elevados en pocos meses. El resto del año, como se ha mencionado, muchos quedan vacíos, sin uso residencial ni turístico.
Este patrón de infrautilización contrasta con la situación del mercado de vivienda permanente en la ciudad. Tal y como apunta el informe, la alta rentabilidad continúa fomentando la conversión de viviendas de larga duración en alojamientos vacacionales, en un contexto donde el acceso a la vivienda habitual se ve cada vez más restringido.
De igual manera, a pesar de la existencia de regulaciones municipales y autonómicas, los investigadores lamentan que los incentivos económicos para explotar viviendas como alquileres vacacionales “siguen siendo fuertes”. Además, recuerdan que solo se ha tenido en cuenta la oferta visible en Airbnb, sin contar la actividad ilegal, que copa un gran porcentaje.
Con todo ello, los autores advierten de que “la regulación ya no es opcional” y que se requieren medidas más ambiciosas para regular el modelo. “La aplicación de medidas de control deberá ir más allá de las multas y establecer límites reales e incentivos alternativos para los alquileres vacacionales”, sentencian.