Liga hasta con tu frigorífico, los simuladores de citas arrasan en los videojuegos
El reciente ‘Date Everything!’ permite que salte la chispa del amor con los objetos cotidianos de tu casa, pero ¿por qué interesan los simuladores de citas bizarros? Por qué nos gusta jugar a hacer los trabajos aburridos que detestaríamos en la vida real La concepción del amor en tiempos de apps ha cambiado. Pero, mientras el flirteo se gamifica en el día a día, los videojuegos no parecen volverse más románticos. La gran excepción son los simuladores de citas o dating sims, un popular nicho que ha sabido adaptarse a las inquietudes sentimentales actuales. En ellos, la adrenalina de recibir un match está presente, solo que cambian el swipe por un elenco de atractivos protagonistas que caerán a tus pies si eliges las opciones correctas. Dado que los videojuegos sirven muchas veces para evadirse o vivir fantasías de poder, no es de extrañar que haya un subgénero dedicado a buscar el amor. Lo más interesante es cómo las rígidas reglas del formato se retuercen para confrontar la relación de la sociedad con el romance. Tender: Creature Comforts ya plantaba cara a las aplicaciones de ligar, reproduciendo sus mecánicas para cuestionarlas a través de entablar relación con diferentes alienígenas. Ahora, Date Everything! lleva al absurdo la apetencia de un escarceo al hacer que los objetos de tu casa cobren vida y se conviertan en potenciales ligues. El videojuego pone a quien juega en la piel de una persona que, cuando acaba de perder su empleo por culpa de la IA, recibe un misterioso paquete: una nueva tecnología que le permite ver a los objetos en su forma humana. La meta será forjar intensos vínculos con tu tostadora, tus estantes y hasta tu angustia existencial, que podrán convertirse en amistades, amantes o rivales. La premisa ilustra bien el tono general, que se mueve entre el humor absurdo y la crítica irónica, aunque cuidando el núcleo emocional. Porque en Date Everything! tu cama te seducirá de maneras que no creías posibles, pero también ahondarás en los problemas afectivos de tus electrodomésticos. Historia de la heterosexualidad simulada Para entender cómo se llega a este punto de delirio romántico conviene indagar en la historia de un género que triunfa en Asia. Fue precisamente en Japón donde nació a finales de los 80, a raíz de obras como Girl’s Garden, centrado en una joven que recoge flores para su crush, y Nakayama Miho no Tokimeki High School, sobre un adolescente que intenta conquistar a una compañera de instituto y estrella del pop. En 1994, con el popularísimo Tokimeki Memorial, se asientan las mecánicas actuales: novelas visuales que progresan mediante la elección de respuestas. Love and Deepscape, un videojuego de citas con microtransacciones En los videojuegos de citas, el punto de vista es en primera persona para fomentar la proyección y suelen terminar cuando se produce la conquista. Aunque, si te equivocas con las respuestas dadas, es habitual que llegues a finales malos o neutros. Muchos, además, combinan la simulación romántica con mecánicas de gestión de recursos. Pero lo clave es entender que es un género muy centrado desde el inicio en demografías, con títulos claramente enfocados a los hombres (donde abunda el contenido explícitamente sexual) o a las mujeres (donde cobran mayor importancia las escenas románticas). De ahí que también perpetúen marcados roles de género y promuevan la heteronormatividad, como ejemplifican las propuestas para móviles de la desarrolladora japonesa Voltage Inc Games, que llevan más de 20 años cosechando éxito con premisas como pretender ser la esposa de conveniencia de un atractivo hombre en apuros o convertirte en la letrista de una conocida boy band. En Corea del Sur también han proliferado obras similares, como el videojuego para móviles Mystic Messenger de Cheritz, que innovó al trasladar la acción a un chat estilo WhatsApp y permitir recibir videollamadas de los potenciales novios, mi

El reciente ‘Date Everything!’ permite que salte la chispa del amor con los objetos cotidianos de tu casa, pero ¿por qué interesan los simuladores de citas bizarros?
Por qué nos gusta jugar a hacer los trabajos aburridos que detestaríamos en la vida real
La concepción del amor en tiempos de apps ha cambiado. Pero, mientras el flirteo se gamifica en el día a día, los videojuegos no parecen volverse más románticos. La gran excepción son los simuladores de citas o dating sims, un popular nicho que ha sabido adaptarse a las inquietudes sentimentales actuales. En ellos, la adrenalina de recibir un match está presente, solo que cambian el swipe por un elenco de atractivos protagonistas que caerán a tus pies si eliges las opciones correctas.
Dado que los videojuegos sirven muchas veces para evadirse o vivir fantasías de poder, no es de extrañar que haya un subgénero dedicado a buscar el amor. Lo más interesante es cómo las rígidas reglas del formato se retuercen para confrontar la relación de la sociedad con el romance. Tender: Creature Comforts ya plantaba cara a las aplicaciones de ligar, reproduciendo sus mecánicas para cuestionarlas a través de entablar relación con diferentes alienígenas. Ahora, Date Everything! lleva al absurdo la apetencia de un escarceo al hacer que los objetos de tu casa cobren vida y se conviertan en potenciales ligues.
El videojuego pone a quien juega en la piel de una persona que, cuando acaba de perder su empleo por culpa de la IA, recibe un misterioso paquete: una nueva tecnología que le permite ver a los objetos en su forma humana. La meta será forjar intensos vínculos con tu tostadora, tus estantes y hasta tu angustia existencial, que podrán convertirse en amistades, amantes o rivales. La premisa ilustra bien el tono general, que se mueve entre el humor absurdo y la crítica irónica, aunque cuidando el núcleo emocional. Porque en Date Everything! tu cama te seducirá de maneras que no creías posibles, pero también ahondarás en los problemas afectivos de tus electrodomésticos.
Historia de la heterosexualidad simulada
Para entender cómo se llega a este punto de delirio romántico conviene indagar en la historia de un género que triunfa en Asia. Fue precisamente en Japón donde nació a finales de los 80, a raíz de obras como Girl’s Garden, centrado en una joven que recoge flores para su crush, y Nakayama Miho no Tokimeki High School, sobre un adolescente que intenta conquistar a una compañera de instituto y estrella del pop. En 1994, con el popularísimo Tokimeki Memorial, se asientan las mecánicas actuales: novelas visuales que progresan mediante la elección de respuestas.
En los videojuegos de citas, el punto de vista es en primera persona para fomentar la proyección y suelen terminar cuando se produce la conquista. Aunque, si te equivocas con las respuestas dadas, es habitual que llegues a finales malos o neutros. Muchos, además, combinan la simulación romántica con mecánicas de gestión de recursos. Pero lo clave es entender que es un género muy centrado desde el inicio en demografías, con títulos claramente enfocados a los hombres (donde abunda el contenido explícitamente sexual) o a las mujeres (donde cobran mayor importancia las escenas románticas).
De ahí que también perpetúen marcados roles de género y promuevan la heteronormatividad, como ejemplifican las propuestas para móviles de la desarrolladora japonesa Voltage Inc Games, que llevan más de 20 años cosechando éxito con premisas como pretender ser la esposa de conveniencia de un atractivo hombre en apuros o convertirte en la letrista de una conocida boy band. En Corea del Sur también han proliferado obras similares, como el videojuego para móviles Mystic Messenger de Cheritz, que innovó al trasladar la acción a un chat estilo WhatsApp y permitir recibir videollamadas de los potenciales novios, miembros de una asociación caritativa repleta de secretos.
Más recientemente, el chino Love and Deepspace ha llegado a 50 millones de usuarias y generado más de 400 millones de dólares de beneficios no exento de polémica. Este videojuego de citas con microtransacciones lleva la acción a un universo futurista y mezcla los combates contra seres cósmicos con el romance, y su mayor controversia tuvo lugar hace unos meses, cuando una actualización permitió a los maromos virtuales recordar a las usuarias la llegada de su periodo tras realizar un seguimiento de su ciclo menstrual. Esto levantó dudas sobre la seguridad de ofrecer esta información a una app, al mismo tiempo que ciertas jugadoras defendían la importancia de normalizar la regla.
La presencia del romance en oriente se extiende también a videojuegos que, aunque no se centran exclusivamente en la búsqueda de pareja, tienen la vinculación sentimental con sus personajes coleccionables como eje, como ocurre en apuestas tan populares como la también china Genshin Impact. Pero, ¿qué pasa en occidente? ¿No triunfa el amor digital?
¿Tenemos miedo del amor?
El romance en videojuegos es un género considerado menor, en parte por verse reducido a una propuesta para mujeres, como ocurre en otros ámbitos culturales como el cine o la literatura. Pero al hacer estas consideraciones se suele ignorar que títulos occidentales de gran alcance como las sagas Dragon Age, Mass Effect, The Witcher o Baldur’s Gate 3 incluyen mecánicas de dating sim, ya que permiten iniciar romances con uno o varios compañeros de aventuras. También ocurre en simuladores sociales como Los Sims o títulos de granjas como Stardew Valley, que ya de por sí son ignorados por un segmento de la comunidad gamer por ser, efectivamente, populares entre las jugadoras.
Lo mismo sucede con los videojuegos de móviles —un mercado que, según el Libro Blanco del Desarrollo Español de Videojuegos 2024, suponen el 55% de los ingresos totales del sector—, que muchas veces no se toman en serio por no considerarse una plataforma válida. Pero en smartphones amasan mensualmente grandes ganancias en las tiendas digitales Love Island: The Game o Jugando con fuego, inspirados en realities sobre parejas, o títulos de rol como Episodes, centrados en el romance y el drama. Del mismo modo, los videojuegos pornográficos que inundan las principales plataformas digitales indican que hay audiencia para estas obras, pese a que no se hable tanto de ellas.
Sin embargo, hay un tipo de dating sims que triunfa en occidente hasta el punto de ser tomados algo en serio por los medios especializados: los juegos de romance irónicos, es decir, aquellos que parodian el género utilizando su misma puesta en escena y recursos. Uno de los casos más populares es Hatoful Boyfriend, un simulador de ligar… con palomas. Su bien recibido ingenio ha hecho posible que existan alternativas que te permiten enamorar dinosaurios (Jurassic Heart), espíritus (Speed Dating for Ghosts), criaturas lovecraftianas (Sucker for Love: First Date), plantas (Take Me or Leaf Me) y hasta armas (Boyfriend Dungeon), siendo este último un precursor directo de Date Everything!.
También es conocido I Love You Colonel Sanders!: A Finger Lickin’ Good Dating Simulator, un videojuego oficial de KFC, o Doki Doki Literature Club!, conocido por cómo rompe la cuarta pared y transforma lo que parecía un inocente relato en una historia perturbadora, que evidencia la visión del amor tan tóxica que suelen tener estas obras. Tampoco hay que pasar por alto que muchos simuladores de citas son subversivos por incorporar personajes queer, racializados y/o con corporalidades disidentes, perfiles muchas veces ausentes tanto en los dating sim asiáticos como en el videojuego en general. Así, que Dream Daddy: A Dad Dating Simulator triunfara se debe a su encantadora construcción de un elenco de padres a los que ligarse, pero también a ser un espacio seguro para la comunidad LGBTIQA+.
Hogar, dulce hogar
Bajo la ironía del dating sim occidental también hay verdadero amor por el género, y se podría afirmar que el deconstruirlo viene más de la necesidad de encontrar nuevos parámetros para el romance que de un rechazo a su presencia en videojuegos. Es lo que ocurre en Date Everything!, que va muy de frente con la idea de establecer vínculos. Desarrollado por el debutante estudio Sassy Chap Games y publicado por Team 17 para PC, PS5, Xbox Series y Nintendo Switch, consigue crear un cautivador elenco de personajes, diversos en todos los sentidos, y con alrededor de 11.000 imágenes dibujadas a mano. A veces toca temas crudos y hasta se vuelve sexualmente explícito en ocasiones —en lo textual, no en lo visual—, y esta mezcla de ingredientes hace que se sienta inconsistente y caótico a ratos.
También le falta maña a la hora de afilar su crítica social y la evolución de algunas relaciones resulta tan torpe como el movimiento por el decorado 3D, algo que compensa con unos ingeniosos diálogos —de momento, solo disponibles en inglés— y un fantástico elenco de voces, entre quienes se encuentran Felicia Day o Matthew Mercer. Si bien llega a abrumar la cantidad de alternativas románticas, eso simplemente lo hace más realista, al mismo tiempo que más tontorrón y amable que la experiencia en muchas apps de citas. Porque, pese a la fama que todavía tiene el dating sim, puede ser muy disfrutable echar una tarde veraniega conociendo mejor a quienes te rodean e incluso dejando que el amor llame a la puerta de casa. De manera bastante literal en este caso.