El tema del Bestiario en los poemas trágicos de Leconte de Lisle
Charles Marie René Leconte de Lisle (1818-1894) fue uno de los poetas franceses más importantes del siglo XIX. Nació en Saint–Paul, isla de Reunión, en ... The post El tema del Bestiario en los poemas trágicos de Leconte de Lisle appeared first on La piedra de Sísifo.

Charles Marie René Leconte de Lisle (1818-1894) fue uno de los poetas franceses más importantes del siglo XIX. Nació en Saint–Paul, isla de Reunión, en el océano Índico, aspecto que tendrá mucho que ver con su creación literaria. Principal exponente y fundador, conjuntamente con el también poeta francés Teófilo Gautier (18111-1872), del movimiento literario conocido como parnasianismo. Dicho movimiento está relacionado con la cumbre del monte Parnaso, palabra de origen griego referida al lugar donde residían las Musas, diosas menores compañeras de Apolo e inspiradoras de las artes. Fue un dedicado estudioso de idiomas, especialmente griego e italiano. Sin embargo, abandonó estas actividades para dedicarse totalmente a la poesía y la traducción de los poetas clásicos de Grecia y Roma, como la gran pasión de su vida. Al punto que después de haber incursionado en la política, de una manera pasional, vehemente y activa, hasta ser considerado un «ultra jacobino» (Biblioteca Miguel de Cervantes. Emilia Pardo Bazán. 2002. Versión digital), criticando la monarquía, exaltando la Revolución francesa; participando en la revolución de 1848 y de las ideas del socialismo utópico de Charles Fourier (1772-1837), pero terminó decepcionado y finalmente refugiado en la poesía (Wikipedia).
Los poemas trágicos representan una obra de madurez de Leconte. Fueron escritos a los 64 años de edad. Por esta colección, recibió el premio Jean-Reynaud de la Académie française. Constan de 37 poemas que recorren un gran espectro poético que abarca, lo épico, histórico, lírico, exótico, la epopeya de la cual emana su gran influencia debido a su estilo depurado, selecto, muy bien trabajado y con mucho énfasis en el elemento formal, como un fundamento principal, con gran profusión de sentimientos, sensaciones, e imágenes, y su concepción del mundo, que con el diestro manejo del objeto, las sensaciones visuales, auditivas y olfativas lo colocaron en el tope máximo de los logros de los principios básicos de la escuela naturalista. Los temas de Leconte están inspirados en la historia y en el pasado, en la vida de la naturaleza y los fenómenos del instinto. Los poemas trágicos fueron uno de sus grandes aportes a la literatura por su gran originalidad en expresar la fuerza y la intensidad de la naturaleza tropical, al punto que su extraordinaria habilidad narrativa, nos presentó las selvas y los desiertos poblados de animales con toda sus vivencias intensas e instintivas (Biblioteca Miguel de Cervantes. Ob.Cit). Tal como nos describe la Biblioteca Cervantes, el estilo que nos depara Leconte, en varios de estos poemas, conforma un auténtico bestiario en continua perfección que le otorga una superioridad sobre los demás poetas franceses por su ventaja comparativa de ser un gran conocedor de las costumbres de los animales y por su condición de no haber nacido en Europa, sino en una isla del océano Índico, lo cual le insufló el sentido del exotismo africano y su poesía es la primera aportación auténtica del exotismo no occidental a la poesía moderna europea.
Leconte presenta su bestiario dentro de un escenario impresionante con gorilas panzudos, moscas de oro y luz, jaguares esbeltos y elásticos pesados cocodrilos, irritables búfalos, panteras negras cazadoras, «señores tigres», rayados que poseen el don de la vida, el aullido de los canes famélicos o el paso de la manada de elefantes, la enorme y larga serpiente boa anoma, rey de los pitones, objeto de veneración en el continente africano, el águila como carnívoro del aire y el albatros como rey del espacio y de los mares. El manejo literario de este escenario, por parte de Leconte, le mereció el reconocimiento como buen conocedor de la psicología de la fiera. Leconte, con su intuición de la belleza trágica, escogió como modelo la selva en su legítimo dominio, la selva inexplorada, donde el instinto no encuentra vallas, donde se desarrolla, en sus lances sangrientos y destructores, la lucha de todos contra todos, las leyes darwinianas, y la desatada fuerza de la materia se impone en la magnificencia de regiones todavía hirvientes de espontaneidad siempre naciente (Biblioteca Miguel de Cervantes. Ob.Cit). Los Poemas trágicos de Leconte son una muestra evidente de este bestiario y de la exaltación de la naturaleza. Al respecto incluye en este poemario –nuestra edición se basa en los Poemes tragiques. Édition revue et augmentée de la Librairie Alphonse Leemerre. Pasaje Choiseul, 23-33. París, Francia, publicado por la Biblioteca Miguel de Cervantes. 2023–, uno de estos poemas se titula precisamente, El Aboma, destacando la majestuosidad, el poderío y la fuerza descomunal de este ofidio,muy venerado en el continente africano, lugar de origen de Leconte, con una temática cercana a la égloga, por su estilo bucólico de realzar la naturaleza y el reino animal de manera amplia, explicita y muy realista. Su estructura formal la constituyen cuartetos o estrofas de cuatro versos de arte mayor de 12, 13 y 14 sílabas, es decir, que se mueve dentro del espectro del verso endecasílabo y alejandrino, con una rima consonante —reiteración del fonema a partir de la última sílaba acentuada— donde riman el primero con el cuarto verso y el segundo con el tercero, que se conoce como rima abrazada, con un ritmo de gradación o gradualismo, así como una adjetivación muy elegante. Los otros poemas que integran el Bestiario están construidos casi todos dentro de esta estructura lingüística. Tal es el caso de los dedicados al águila, titulado, La caza del águila, especie que aparece en casi todos los versos del poema. Otro animal objeto de la poética de Leconte es el Albatros, poema homónimo, con una estructura diferente a los anteriores, ya que se presenta una primera estrofa de 12 versos continuos y una segunda de ocho versos, también continuos, pero mantienen la excelencia formal característica de Leconte en estrofas isométricas, que indican la perfección parnasiana, tanto en el ritmo como en la rima, esta última llamada rima continua. Otro animal a quien Leconte le rinde culto es al lobo, con su poema titulado El encantamiento del lobo, con una ardorosa defensa de su vida y de su hábitat, resaltando su larga historia y su mención en muchas y diferentes culturas. En este caso, se destaca la influencia de Leconte en el laureado poeta hispanpamericano Rubén Darío, cuando este concibió su famoso poema Los motivos del lobo (1913), obra de madurez, de gran valor narrativo, y complejidad estructural, que consta de casi cincuenta versos, todos compuestos por un solo hemistiquio de seis sílabas, y terminaciones agudas o graves, que se estima como una metáfora de la existencia de la maldad y la bondad en la naturaleza humana y la dificultad de su convivencia y comprensión.
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