La creación de los lectores

Hemos mencionado a Borges, pero por las primeras páginas circulan varios de los amores de Luengo, que influirán en lo que nos vamos a encontrar: Monterroso, Walser, Kafka, Yeats, Pessoa, Canetti, etc. Una pequeña relación de quienes cambiaron la literatura del siglo pasado, gente que mostraba conciencia de crear, hasta el punto de que en... Leer más La entrada La creación de los lectores aparece primero en Zenda.

Jun 21, 2025 - 14:05
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La creación de los lectores

No es necesario levantarse del sillón para encontrarse con la religión, la poesía o la ciencia que explica la galaxia. Una vez que conoces las razones y te enamoras de las intuiciones maravillosas que conllevan las tres formas de entender el universo, está permitido combinarlas en un cóctel artístico, narrativo, literario. Hay libros que tienen que ver con las lecturas, y que en ocasiones dan lugar a relatos maravillosos. Borges, ya lo sabemos, fue un maestro y nos enseñó que la literatura se puede elaborar a partir de la literatura, cambiando las pautas del cuento que hasta la fecha, como en el caso de Chéjov o de Maupassant, tenía que ver con la lectura de la realidad. Lorenzo Luengo (Madrid, 1974) no esconde esta forma de comprender la creación en esta recopilación de relatos, La biblia de los idiotas, que reúne obras escritas hace años, propias de alguien en formación, pero también propias de alguien que sabe bien lo que tiene entre manos.

"No existe nada que sea inútil porque existe la literatura para contarlo, para conseguir que lo que nos parece que no tiene sentido práctico no nos parezca idiota"

Hemos mencionado a Borges, pero por las primeras páginas circulan varios de los amores de Luengo, que influirán en lo que nos vamos a encontrar: Monterroso, Walser, Kafka, Yeats, Pessoa, Canetti, etc. Una pequeña relación de quienes cambiaron la literatura del siglo pasado, gente que mostraba conciencia de crear, hasta el punto de que en ocasiones, como hará el propio Luengo, se inmiscuye plenamente en la narración, interviniendo libremente y modificando la línea temporal a su antojo. Desde el principio, el autor mostrará la idea, que permanece siempre con él, de que la fantasía es lo mismo que el deseo de estar vivo: ¿de qué manera viajará, si no, un oficinista anclado a la silla, y qué significará ese viaje? Recurriremos a la falsa enciclopedia para enriquecer el movimiento sin desplazarnos, y volveremos a clamar que la creación sigue siendo necesaria a pesar de todo lo creado. No existe nada que sea inútil porque existe la literatura para contarlo, para conseguir que lo que nos parece que no tiene sentido práctico no nos parezca idiota.

"Nos llevará por diversas batallas y refriegas históricas, desde las Termópilas hasta el Titanic, a través de un personaje que suponemos inmortal y que extrañamente ve con distancia aquello en lo que participa"

El narrador de estos relatos, al margen de la persona gramatical que elija, es un testigo que camina entre los personajes y las secuencias. Luengo llevará al lector al límite del extrañamiento sin necesidad de mostrar agresividad, homenajeará aquí y allá al maestro Borges, a veces recurriendo a la pareja sorprendente: ¿qué sucede si reunimos a Byron con Goya? Lo que sucede es que podremos darle una vuelta de tuerca al cuento romántico, con sus niños internados, sus muertos y sus fantasmas, con la aparición del primer amor, con su ambiente gótico religioso. En buena medida, son hechos históricos los que dan pie a reinvenciones, como la cotorra de Humboldt, en la que el miedo a perder la humanidad que tenemos se concreta en la pérdida del lenguaje, o la exploración de los afectos y las relaciones de la justicia con el amor cuando reinterpreta la vida de Joseph Merrick, el Hombre Elefante. De hecho, nos llevará por diversas batallas y refriegas históricas, desde las Termópilas hasta el Titanic, a través de un personaje que suponemos inmortal y que extrañamente ve con distancia aquello en lo que participa. Luengo mostrará también su habilidad en algún relato que nos recuerda a Roald Dahl, antes de entregarnos una suerte de epílogo en el que se desnuda como autor, es decir, nos aclara el origen de lo que hemos leído, esos puntos de inflexión en los que el espectador de la galaxia se detiene, porque la línea que va siguiendo está anudada con imperfecciones, y serán estas las que despierten la inquietud emocional. «Trazar un mundo sobre el mundo» será la expresión que utilice él en su introducción, en el que también confiesa que la necesidad de la creación, y en la creación incluimos la lectura, es que «en cierto modo, dejo de ser yo cuando vivo vidas ajenas». De ahí que obras como esta nos resulten tan gratificantes, porque nos permiten salir un momento de la fatiga de ser nosotros mismos.

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Autor: Lorenzo Luengo. Título: La biblia de los idiotas. Editorial: Marelle. Venta: Todos tus libros.

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